LAS VERDADERAS CLAVES
DEL CONFLICTO ÁRABE-ISRAELÍ
Joel Hurtado Ramón
“En Gaza, el Estado israelí impide el acceso a
la comida, al agua, electricidad, ayuda humanitaria y suministros médicos como
un arma dirigida a las bases mismas de
la vida humana”.
Para entender el conflicto palestino creado
artificiósamente por un grupo de la élite
Imperial, cuyos oscuros propósitos son crear
las condiciones enfermizas de una devastadora guerra para dar cumplimiento al enfrentamiento de
todas las naciones en un destructivo
Armagedón de donde ellos creen que saldrán victoriosos es necesario darle
la voz a los sin voz, a los que nadie entienden
ni escuchan, pues solo de esta manera sabremos la verdad, esa verdad que a
todos no hará libre como decía el Divino Maestro.
La Red Judía Anti-Sionista Internacional, es
una red mundial de judíos incondicionalmente
comprometidos con las luchas de emancipación humana, de las cuales la
liberación de los habitantes de Palestina y de su tierra es una parte
primordial. Ya que la histórica y progresiva limpieza étnica de la población
palestina de sus tierras por parte del Estado de Israel contradice y traiciona
esta larga historia de participación judía en luchas de liberación colectivas.
Pero en primer lugar, definamos el sionismo.
El sionismo es un movimiento político internacional que propugnó desde sus
inicios el restablecimiento de una patria para el pueblo judío en Eretz Israel,
(“Tierra de Israel”). Dicho movimiento fue el promotor y responsable en gran
medida de la fundación del moderno Estado de Israel. El término sionismo deriva
de la palabra Sion, este nombre se refiere inicialmente al monte Sión, una
montaña cerca de Jerusalén.
Aunque sus orígenes son anteriores, el
movimiento político laico actual fue establecido oficialmente por el periodista
austro-húngaro Theodor Hertz considerado el padre del sionismo en general y de
la rama política en particular; a fines del siglo XIX. El movimiento tiene como
objetivo fomentar la migración judía a la Tierra Prometida y fue exitoso en el
establecimiento del Estado de Israel en 1948.
El sionismo no recibió en sus comienzos el
apoyo mayoritario de los judíos. En particular, no contó con las simpatías de
la mayoría de los judíos de Europa occidental, que creyeron poder considerarse
a sí mismos como ciudadanos con plenos derechos en sus respectivos países, tras
los aires de emancipación y tolerancia que trajo consigo la Ilustración y el
estado liberal decimonónico clásico.
La forma más exacerbada de oposición a las
ideas sionistas se conoció como integracionismo (también llamado
«asimilacionismo»), y afirmaba que el sionismo era análogo al antisemitismo, en
la medida en que ambos niegan la condición de nacionales de un determinado país
a los judíos.
La
oposición al sionismo existía también entre el movimiento Bundista en Europa
oriental, que buscaba la autonomía cultural de los judíos en los países donde
vivían; así como de la mayoría de los judíos ortodoxos. El impacto emocional
del Holocausto (sacrificio religioso que consistía en la cremación total de un
animal o el sacrificio que hace una persona en beneficio de otras), obligo
definitivamente a emigrar a Israel a numerosos judíos asimilados, socialistas y
ortodoxos, refractarios con el sionismo.
Por
otra parte, la población árabe de Palestina se opuso al sionismo, negándose a
aceptar la partición del Mandato Británico de Palestina en dos Estados, uno
judío y otro árabe, según la recomendación de las Naciones Unidas del 29 de
noviembre de 1947. Desencadenándose una guerra que se saldó con el exilio de
cientos de miles de árabes palestinos, la ampliación de Israel más allá de los
límites previstos en el plan de partición de la ONU y la ocupación por parte de
Egipto y Transjordania de la parte asignada al Estado árabe. Este conflicto se
conoce como Guerra de Independencia de Israel en la historiografía israelí y
como Nakba (desastre) en la árabe. Dando origen a un conflicto, que 60 años
después, aún continúa.
Para la Red Judía Anti-Sionista Internacional
el sionismo es racista. Ya que demanda poder político, económico y legal para
las personas y culturas judías y
europeas por encima de los pueblos y las
culturas autóctonas. Y en consecuencia, el sionismo también es antisemita. Ya
que busca convertir a los judíos en blancos, a través de la adopción del
racismo blanco en contra del pueblo palestino.
A pesar de la necesidad de Israel de integrar
a los mizrahi para mantener una mayoría judía, este racismo también se
manifiesta en la marginación y la explotación económica de la población mizrahi
socialmente pobre; implementado prácticas y políticas internas de
discriminación contra los judíos de ascendencia mizrahi. Esta violencia
“racializada” también incluye la explotación de los trabajadores migratorios.
Por
otro lado, para defender sus crímenes, el sionismo cuenta una versión de la
historia judía que está desconectada de la historia y las experiencias de otras
personas. Promueve la narrativa del
holocausto nazi como excepcional en la historia de la humanidad, a pesar de ser
uno de muchos holocaustos, desde los aborígenes americanos, africanos,
asiáticos, hasta Armenia y Ruanda hasta llegar hasta los actuales palestinos
entre otros. El sionismo separa a los judíos de las víctimas y los
sobrevivientes de otros genocidios en lugar de unirse a ellos.
Al igual que las conquistas imperiales y las
ideologías genocidas de las Américas o de África, el sionismo conlleva la
segregación entre las personas, la confiscación de la tierra, la limpieza
étnica y la implacable violencia militar. En Gaza, el estado israelí impide el
acceso a la comida, al agua, electricidad, ayuda humanitaria y suministros
médicos como un arma dirigida a las
bases mismas de la vida humana.
II
A
través de una islamofobia compartida y un deseo de controlar a Medio Oriente y
Asia occidental, el Estado de Israel hace causa común con los cristianos
fundamentalistas y otros que llaman a la destrucción de los judíos. Juntos,
llaman a la persecución de musulmanes.
Esta promoción conjunta de islamofobia sirve
para demonizar a la resistencia contra la dominación económica y militar de
occidente. Continúa una larga historia de colusión con regímenes represivos y
violentos, desde Alemania nazi hasta el régimen de apartheid de Sudáfrica y las
dictaduras reaccionarias a lo largo de Latinoamérica. Así mismo, el
odio que la violencia y dominación militar israelíes generan hacia los
judíos que viven en Israel y en otros lugares es usado para justificar más
violencia sionista.
Más
allá de concretar la creación del Estado de Israel, el sionismo determinó su
política internacional de antagonismo y dominación militar hacia sus vecinos y
estableció una sofisticada red global de organizaciones, grupos de presión
política, empresas de relaciones públicas, clubes en universidades y escuelas
para perpetuar las ideas sionistas en las comunidades judías y el público en
general.
Estas organizaciones facilitan la difusión de
la islamofobia. Tocan los tambores de guerra en el exterior mientras presionan
por una legislación represiva en sus países.
En Estados Unidos y Canadá, las
organizaciones sionistas ayudaron a promover la legislación “anti-terrorista”
convirtiendo cualquier esfuerzo organizado con el fin de apoyar el boicot, la
retirada de inversiones y sanciones contra el Estado de Israel, o para apoyar
organizaciones palestinas, iraníes, iraquíes, libanesas y musulmanas, en sujeto
a perseguir acusado de ayudar al terrorismo y cometer traición.
Sin
embargo, están apareciendo fisuras en el edificio del sionismo así como en la
dominación mundial misma de los Estados Unidos.
En la región, la resistencia extraordinaria
por parte de Palestina y Sur de Líbano en contra de la agresión y ocupación
israelí y estadounidense sigue en pie, a pesar de los recursos limitados y
muchas traiciones.
El movimiento de solidaridad con el pueblo de
Palestina y la confrontación con la política de los Estados Unidos e Israel
está cobrando ímpetu en el mundo.
En Israel, este ímpetu lo vemos en el
disentimiento creciente, que favorece
las condiciones para retomar dos legados de los años 60: Matzpen, una
organización israelí palestina y antisionista judía y el Partido Mizrahi
Panteras Negras.
Podemos agregar un creciente rechazo por parte de los jóvenes
a participar en la conscripción obligatoria del ejército.
Otro ejemplo, son los “Shministim” jóvenes de
18 años que se niegan a ir a el ejército, siendo llevados a la cárcel debido
ello por periodos de 3 semanas para después sacarlos y preguntarles de nuevo y
así va creciendo la espiral que nunca acaba pues el ejercito los llama
constantemente.
Y los “Refusenik” que son soldados operativos
que se niegan a atacar a la ocupada Palestina; y alegan que solo actuarían en
defensa de Israel.
Sin
olvidar la ya citada Red Judía
Anti-Sionista Internacional. Que publicó el 1 de enero de 2009 una Carta
Abierta en la que declaraba que su compromiso es el desmantelamiento del
apartheid israelí, el retorno de los refugiados palestinos, y el fin de la
colonización israelí de la Palestina histórica.
Persiguen
defender la soberanía y los
derechos de los palestinos a sus tierras, detener la destrucción de la
agricultura y la de sus aldeas,
desmantelar una pieza decisiva de la
maquinaria de guerra global y terminar con el colonialismo sionista.
Sionismo
y judaísmo: definiendo la terminología
Lo que sigue son las palabras de una
conferencia dada por el rabino Yisrael Dovid Weiss en la Asociación Unida para
Estudios e Investigaciones (UASR). Estas palabras fueron pronunciadas en una
mesa redonda que tuvo lugar el 14 de marzo, por invitación del jefe de
redacción del MEAJ Dr. Ahmed Yousef.
“Me corresponde hoy hablar sobre judaísmo y
sionismo. Tomando en cuenta las acepciones corrientes en los medios masivos,
parecería que sionismo y judaísmo son redundantes. ¿Acaso no se trata de una
misma y única cosa? ¿Es que los judíos
no son por definición sionistas? Esto es totalmente falso, como espero
demostrarles al final de esta intervención. Pero es una impresión muy
difundida, tanto entre judíos mal informados como entre los no judíos.
Corregir un dato histórico en el caso de una
falsificación siempre es benéfico, pues como todos sabemos, “el sello del
Creador es la verdad”. En el caso del sionismo no se trata solamente de un
error al nivel académico. Se trata de un error que ha causado muchas muertes y
destrucciones en el pasado, y seguirá produciendo en el futuro sin remedio, (no
lo quiera Dios) si se deja sin corregir.
En realidad espero y rezo porque hoy sea el
primer paso de un proceso que podrá llevarnos a una solución justa para lo que
es la agonía del Oriente Medio, o por lo menos, un alivio al sufrimiento del
pueblo”.
III
Empecemos por una simple pregunta. ¿Cómo es
que ha triunfado la mentira que iguala al judaísmo con el sionismo? ¿Por qué
algo cuya falsedad es tan fácil demostrar, ha logrado capturar las ciudadelas
de la opinión pública occidental? Y al final, ¿qué podemos hacer nosotros al
respecto?
La historia la escriben invariablemente los
que salen victoriosos de sus convulsiones. En el caso del forcejeo
sionista-palestino del siglo pasado, este factor coloca inmediatamente al
Estado israelí, a sus propagandistas y apologistas internacionales, en posición
de timoneros ideológicos.
En segundo lugar, el sufrimiento del pueblo
judío durante la Segunda Guerra mundial en Europa creó una simpatía
extraordinaria entre los pueblos del mundo entero, y esta simpatía sincera y
recomendable es lo que viene explotando
la máquina de propaganda sionista desde 1945.
Por fin, los propagandistas sionistas siempre
son muy dados a la censura y a los enfrentamientos tácticos. Es muy útil en
este sentido leer al antiguo congresista Findley quien escribió un libro
titulado Ellos se atrevieron a hablar (They Dared to Speak Out). Es el recuento
vergonzoso de los inmensos recursos que el lobby sionista empeñó en destruir la
carrera de ciertos políticos de Estados Unidos, todos los que habían alzado la
voz contra el sometimiento de esta nación a Israel.
Por supuesto, los judíos antisionistas de
todas las orientaciones políticas y religiosas experimentan el látigo del
movimiento sionista, desde sus inicios. En 1924, un estudioso judío holandés,
el Dr. Jacob Israel de Hahn, que fue secretario del rabino Yosef Chaim
Sonnenfeld (1849-1932) rabino en jefe de Palestina (benditas sean sus
memorias), fue asesinado cuando estaba regresando de sus rezos del atardecer
fuera del hospital Shaarui Zedek en Jerusalén. Su crimen era haber entablado
discusiones con dirigentes árabes que ofrecían una alternativa a la hegemonía
sionista. Sus asesinos eran miembros de Haganah, una organización sionista
mal llamada “organización de defensa”.
De hecho, el Dr. de Hahn puede ser descrito como la primera víctima de la
violencia sionista en Tierra santa.
Pero fuera de un círculo limitado de judíos
antisionistas, este asesinato cobarde y a sangre fría es completamente
desconocido.
Igualmente desconocido del público en general
es la facilidad con la cual los sionistas se volvieron en contra de sus
compañeros judíos, como en el hundimiento de los barcos cargados de refugiados
judíos, con los que se contaba despertar la simpatía mundial, como el S.S.
Patria en 1940 y el S.S. Struma en 1941, que le costaron la vida a 276
inocentes judíos en el caso del primero y 769 en el caso del último.
Se conocen mejor las campañas de terror
estatal contra inocentes árabes y británicos. Obviamente este movimiento no valora para nada la vida humana, y no
tolera la crítica pública.
Por suerte, sin embargo, le falta al sionismo
el arma más poderosa en cualquier arsenal ideológico, pues no tiene la verdad
de su parte.
Por esto es que hoy en día a pesar del poder
del lobby sionista y el servilismo hasta una fecha reciente de la mayoría de
los políticos, medios e instancias educacionales aquí en América, a sus
dictámenes, el bloqueo está llegando a su fin.
Hay más y más gente cuestionando la versión
sionista de la historia.
En la ONU y por toda Europa ya se han
planteado estas cuestiones, y se han contestado ampliamente. Las respuestas
suman una variedad de críticas al Estado de Israel. Algunos se centran en la
crítica de las prácticas israelíes. Otros apuntan a la filosofía subyacente a
todo esto.
Neturei
Karta, organización judía internacional, siempre ha estado el frente de
aquellas voces que se han levantado en oposición al sionismo.
Nuestra oposición nos ha llevado por el
mundo, desde Yemen e Irán hasta África del sur y Ginebra, y a atender el año
pasado la conferencia de la ONU sobre el racismo (y espero que tengamos copia
de las conferencias allí pronunciadas por nosotros). Los que nos apoyan
resistieron la censura y el terror sionista en las calles de Jerusalén,
Manhattan, Londres, Manchester, Montreal y dondequiera que existan comunidades
judías ortodoxas.
Pero estamos yendo más adelante. Para
entender las fuentes del desgarre actual de Medio Oriente, debemos definir
nuestra terminología. ¡Qué es judaísmo, y qué es sionismo?
El
judaísmo es la fe del pueblo judío. Tiene sus raíces en la revelación en el
Monte Sinai donde Dios le dio la Torah a la humanidad. Las doctrinas y leyes
reveladas allí al pueblo judío nos obligan para siempre. Los estudiosos y
santos judíos llevan siglos explicando la Ley. Y estas explicaciones forman
parte a su vez de nuestra tradición.
Esta definición del judaísmo fue
universalmente aceptada por el pueblo judío hasta el amanecer de la etapa
llamada de las Luces en Europa. En el albor del abandono masivo de Dios, muchos
judíos lo mismo que muchos cristianos y musulmanes en el mundo entero, llegaron
a rechazar sus creencias.
Con la idea de crear una religión fabricada
por el hombre, surgieron movimientos tales como la reforma, el judaísmo conservador y reconstruccionista. Estos
movimientos tenían en común el rechazar algunos, muchos o todos los puntos
básicos de la fe en la Torah.
IV
Exilio y redención
Uno de los artículos principales de la Torah
es que el creador premia y castiga a la humanidad.
En varios de los libros proféticos del
Antiguo Testamento, se advirtió al pueblo judío que una rebelión seria contra
la voluntad de Dios acarrearía el castigo más severo. Si no recapacitaban, esto
podía llevar a la ruina del Templo sagrado en Jerusalén y al exilio de la
totalidad de la nación judía.
Así, amigos, en estas antiguas profecías es
donde empieza la pelea entre judaísmo y sionismo.
Y
llegaron a producirse todos los horrores anunciados. Fueron expulsados los
judíos de Tierra santa. El primer exilio, también conocido como cautiverio de
Babilonia, sólo duró 70 años. Por una serie de acontecimientos milagrosos el
pueblo fue devuelto a su tierra. Esta secunda entrada dio lugar a la
reconstrucción del Templo. El segundo Templo estuvo allí desde hace unos 2500
años, y hasta 1900 años atrás, cuando fue destruido. Esta vez, la causa fue
nuevamente la pésima conducta del pueblo al cual le correspondía cumplir con
exigencias muy altas de la Divinidad.
Pero las profecías de desgracia venían
acompañadas con promesas de consuelo. El exilio no duraría siempre. Vendrían
años de dispersión, muchos de ellos padecidos junto con la persecución. Pero
todavía estaba la promesa de que el pueblo volvería a la tierra, aunque el
retorno no estaba en poder de los seres humanos. Lo anunciaría el advenimiento
de Elías el profeta acompañado por muchos milagros. Y esta vez la redención no
llegaría solamente para el pueblo judío sino para el mundo entero. Se les
enseñó, por medio de los profetas y sabios siguientes, que su exilio era el
castigo por sus pecados. Esto significaba que el único camino razonable y
permitido para poner fin al exilio eran el arrepentimiento y la oración.
Sugerir que uno pudiera usar medios políticos
o militares para huir del mandamiento divino
era visto como una herejía, una negación del gobierno divino sobre
pecado y perdón. Y así, fueron pasando los siglos mientras el pueblo judío
rezaba y esperaba los milagrosos acontecimientos de la redención.
Durante estos largos años no hubo un judío
que sugiriera que el exilio pudiese concluir por intervención humana; y eso
consta en un pueblo que siempre ha estado estudiando y escribiendo sobre ello.
Tierra santa siempre fue venerada, por
supuesto, y pequeñas colonias, casi uniformemente dedicadas a la oración, la
contemplación y el estudio se establecieron allí.
Sólo a finales del siglo XIX entre judíos muy
alejados de su fe empezó a proclamarse que el exilio era el resultado de la
debilidad judía. Theodore Herzl y un puñado de gente, todos ignorantes y no
observadores de la Torah, empezaron a implementar el proceso que en el siglo siguiente
iba a producir sufrimientos jamás vistos tanto para judíos como para
palestinos.
La oposición rabínica
Estos sionistas tempranos se encontraron con
la oposición de la dirigencia rabínica de la región.
Dicha
oposición se basaba en cuatro afirmaciones.
El concepto mismo de sionismo era una
refutación de la creencia tradicional de la Torah en el exilio como castigo y
redención, en dependencia de la penitencia y la intervención divina.
Los sionistas eran muy anti-religiosos. Su
pretensión de representar al pueblo judío vino después. ¿Cómo pueden los que
rechazan el judaísmo convertirse en dirigentes de los judíos? Su natural
instinto los llevaba a combatir la observancia de la Torah.
El sionismo estaba totalmente indiferente
hacia los no judíos en general, y hacia el pueblo palestino que ya vivía allí.
Su política opresiva iba a causar forzosamente mucho dolor y sufrimiento, y
tenía que llevar a la judería mundial a conflictos innecesarios con las naciones
del mundo entero.
El sionismo llevaría a los judíos a ser menos
leales a los gobiernos bajo cuya protección vivían en el exilio. Esto
debilitaría el patriotismo judío y exacerbaría los conflictos entre judíos y
gentiles.
Por el mundo entero, los sionistas eran una
minoría. Incluso aquellos judíos que habían perdido el contacto con la
tradición eran capaces de ver que el sionismo era una carta segura para el
desastre.
Dentro del movimiento sionista mismo, una
diminuta fracción criticaba sin parar tanto al partido laborista como a la
corriente revisionista principal (la de Jabotinsky). Este grupo pequeño,
asociado con el movimiento Brit Shalom, abogaba por un Estado bi-nacional,
democrático, y quería aceptar un estatuto de minoría judía en el mismo. En palabras
de uno de sus pensadores eminentes, Judah Magnesm canciller de la Universidad
hebrea, “Si no podemos encontrar el camino de la paz y el entendimiento (con la
población indígena) si sólo podemos establecernos por la fuerza de las
bayonetas, entonces nuestro proyecto entero es inválido, y es mejor que nos
mantengamos al margen de la corriente sionista dominante.
Por supuesto, en el horizonte de la Torah la
misma noción de soberanía judía de cualquier tipo sobre la Tierra santa está
prohibida. Notamos que incluso los que han deseado algún grado de retorno judío
veían esto, en la medida en que tenían cierta decencia básica, como algo que se
debía edificar con el consentimiento de la población palestina autóctona.
V
La
inmigración sionista se volcó durante los años 1920 y 1930. El gobierno
británico deseaba hacerlo todo por todos
a la vez, pero fracasaron sus esfuerzos. Al mismo tiempo la conquista sionista
mediante la inmigración se volvió una conquista armada con actos de terrorismo
contra los palestinos, los ingleses, y otros judíos, y esto a diario.
Pero a pesar de las maquinaciones sionistas,
si no fuera por el destino trágico de los judíos durante la Segunda guerra
mundial el Estado de Israel posiblemente no habría llegado a existir nunca.
Como lo hemos planteado antes, después del Holocausto, el mundo volcó su
compasión hacia los judíos en forma de respaldo a los sionistas.
No se pensó en el profundo y justo deseo de
los palestinos de ser un pueblo soberano en su propia tierra o en los judíos
antisionistas que vivían allí.
Es como si un hombre expulsado de su hogar
por una pandilla de malhechores se viniera a la casa de otra persona y
decidiese expulsar de allí a los habitantes para apoderarse del lugar.
Seguramente el sufrimiento que el hombre ha padecido en manos de los forajidos
no basta como razón para expulsar a otra familia de sus antiquísimos lugares de
residencia a lo largo de los siglos.
No dudo que si a un pueblo palestino soberano
en su propia tierra se le hubiese pedido
después del Holocausto, junto con otras naciones del mundo, que
acogiesen a refugiados judíos, habría aceptado fácilmente. Pero no se podía
esperar de ellos que abandonasen sus casas y propiedades y su misma identidad
para abrirle un espacio a cientos de miles de refugiados judíos cuyo objetivo
era expropiarlos y ejercer su mando sobre ellos.
A lo largo del siglo XX un amplio sector de
los judíos ortodoxos ha permanecido inmune a la tentación sionista.
Desgraciadamente, durante el mismo período, algunos judíos ortodoxos sí
adoptaron el sionismo, mientras otros intentaban coexistir con él.
Los que
mantuvieron nuestra fe tal como nos fue impartida a lo largo de los
siglos han combatido el sionismo en Tierra santa y en el mundo entero. Estos
judíos, que tienen muchos descendientes viviendo en Jerusalén hasta el día de
hoy, se negaron a reconocer el Estado judío. No votan en sus elecciones ni
sirven en su ejército, No aceptan ninguna ayuda financiera del gobierno para
sus escuelas, con lo cual hunden sus escuelas en una crisis financiera sin fin.
Desde su punto de vista el Estado de Israel
existe en violación de los principios fundamentales de la Torah. En su política
a diario viola la práctica de la Torah. Pretende representar al pueblo judío,
pero es vil y corrupto. Al aceptar no creyentes como dirigentes judíos estos
personajes profanan el nombre santo de Dios públicamente, pecado muy grave a
los ojos de la Torah.
Los judíos píos, entre los cuales Neturei
Karta no es más que un grupo entre otros
son veteranos en la lucha antisionista. Nosotros sabemos mejor que nadie lo
difícil que es romper con el bloqueo mediático, especialmente en los Estados
Unidos.
Pero debemos franquear este bloqueo para
llegar a una paz verdadera en Medio Oriente. Nuestros sabios talmúdicos nos han
informado que cualquier tentativa prematura para poner fin al exilio terminará
en ríos de sangre.
Estamos presenciando el baño de sangre. Israel ha causado más
desangramientos que nadie hubiese podido imaginar. Décadas antes del Estado, el
deseo sionista de gobernar llevó a asaltos, asesinatos, muertes y dolores sin
fin.
En estos días aumenta la tasa de muertos.
Tanto los partidarios de la línea dura como los otros han perdido sus
esperanzas. Los dos bandos han
acompañado al gobierno israelí, y han fracasado.
Amigos, no habrá paz en el Medio Oriente
mientras haya un Estado de Israel.
No se puede violar la Torah. Nuestra tarea en
el exilio no la cumpliremos mientras estemos buscando poner fin a nuestro
exilio mediante humanas agitaciones. Y nuestras esperanzas de redención no se
cumplirán en el Estado israelí.
Por supuesto, una parte inmediata de la
solución está en ver las implantaciones
en Gaza y en Cisjordania desmanteladas. Los colonos que viven allí deben irse
tan pronto como sea humanamente posible.
La verdadera solución fiel a la Torah, la
clave de la paz, es la inmediata devolución de Palestina a los palestinos, en
su totalidad, incluyendo el Monte del Templo y Jerusalén. Lo cual incluiría por
supuesto el derecho pleno al retorno para todos los refugiados palestinos.
Esto es lo que exige la justicia elemental.
Es el camino de la Torah y del sentido común.
VI
El pueblo judío tiene muchos mandamientos
(mitzvos) según los cuales debemos permanecer en el exilio. Atacar y matar a
los niños palestinos no forma parte de ningún mandamiento.
Claro que hoy en día residen millones de
judíos en Palestina. Decidir si algunos, todos o ninguno deben seguir viviendo
allí bajo gobierno palestino es cuestión que le atañe a los palestinos, los
legítimos soberanos de la tierra.
Esto dará inicio al proceso de paz con
justicia y bendiciones entre pueblo palestino y pueblo judío.
Mientras tanto, sin embargo, dado que por
ahora muchos judíos que viven en Tierra santa son víctimas de la propaganda
sionista, ¿cuál es el camino a seguir?
Por nuestra parte la obligación permanece la
misma. Educar a la comunidad judía acerca de los errores doctrinales y los
males que acarrea el sionismo en la práctica. Unirnos a nuestros primos
palestinos en la protesta contra los estragos del sionismo. Procurar la paz con
todos los hombres y todas las naciones. Practicar nuestra fe. Adorar al Creador
con humildad, modestia y piedad.
Pero avancemos un paso más y examinemos el
impacto que puede tener el antisionismo judío sobre el mundo musulmán. Primero
es importante, tanto en la práctica como en lo moral, que los palestinos y la
ideología islámica en general no confundan sionismo y judaísmo, lo cual los
hace vulnerables ante las acusaciones de antisemitismo.
Además, podría resultar beneficioso para la
causa palestina que hicieran públicas sus buenas relaciones con los judíos
antisionistas, rompiendo con ello el estereotipo que difunden los medios
dominados por los sionistas, que los hace aparecer como fanáticos desbordantes
de odio sin motivo.
Esta coalición de judíos antisionistas y
palestinos que ven la inhumanidad del sionismo bien puede convertirse en una
fuerza moral para el bien en el mundo.
En cualquier caso, terminemos esta jornada
con nuestras agendas morales bien acompasadas. Entendamos ya que la judería
fiel a la Torah no es de ninguna manera enemiga del pueblo palestino en
particular o del mundo islámico en general.
Se ha hecho tarde. Las muertes de civiles
aumentan a diario. Hay inocentes sufriendo en ambos bandos.
Quiera la Divina Voluntad que el Estado de
Israel sea desmantelado rápida y pacíficamente, que judíos y palestinos vivan
en paz de una vez unos con otros en el mundo entero así como en Tierra santa, y
que en breve, en estos tiempos nuestros, la humanidad entera se haga merecedora
del advenimiento de la divina redención, marco en el cual el reino de Dios será
aceptado.
OIDOS SORDOS…
Pero a pesar de que no todos los judíos están
de acuerdo en la conquista y sometimiento de los palestinos, los sionistas apoyados
por los grandes magnates del dinero, cuyos lobbies maneja al congreso
estadunidense, las bolsas de valores más importantes del mundo y las 500
grandes multinaciones esparcidas por todo el globo terrestre continúan con sus
demoniacos planes.
Hace unos días el conflicto llegó a uno de
sus puntos más altos. El régimen sionista de ocupación está lanzando un ataque
que puede ser el principio del proceso que llevará a la desaparición de Israel,
aun cuando EE.UU. y sus aliados intervengan temporalmente. Pero esto constituye
el análisis estratégico y la proyección geopolítica del conflicto. Lo que
prioritariamente no podemos dejar de considerar es lo que pasa hora tras hora,
es decir, la destrucción de miles de hogares árabes, el asesinato de civiles
inocentes, el terror que el sionismo ha desatado nuevamente, y sobre el cual la
mayoría de la comunidad internacional se mantiene en silencio o con una
posición ambigua y hasta cómplice.
Para justificar las nuevas agresiones sobre
Gaza y El Líbano, Israel habla del secuestro de tres soldados. Pero si por ese
hecho se puede fundar el bombardeo indiscriminado sobre ciudades y la matanza
de cientos de personas, entonces cabe preguntarse a qué tienen derecho, por
ejemplo, los palestinos que ven su país invadido, con cientos de miles de
mártires y víctimas del fuego israelí a lo largo de 60 años de colonialismo
criminal, y con miles de prisioneros políticos en las cárceles sionistas, entre
ellos cientos de niños, algunos de los cuales no superan los 13 años de edad. Si
aplicáramos el mismo pensamiento esgrimido hoy por los israelíes, deberíamos
entonces afirmar que está claro que los palestinos podrían ejercer "con
todo derecho" una fuerza brutal multiplicada contra sus enemigos, si ello
les fuera posible.
Mientras son asesinados palestinos y
libaneses, organismos como la ONU, que en teoría deberían "velar por la
paz internacional", se dedican a condenar a los norcoreanos por haber
disparado siete misiles al mar y ni siquiera repudian a Israel, sobre todo gracias
a la intervención de EE.UU. y su poder de veto en el Consejo de Seguridad y a
la habitual incapacidad para resolver los verdaderos problemas mundiales de la
que esta entidad ha hecho gala desde su misma creación. También el G8, donde
están nucleados los países más industrializados del mundo, se muestra cómplice
del sionismo al emitir una declaración consensuada en la que únicamente se
critica a la resistencia palestino-libanesa, pero omite hacer cualquier mención
a las agresiones perpetradas por los israelíes.
Por su parte, Siria e
Irán están en alerta, sabedoras de que es muy posible que si el conflicto no se
detiene, pronto se vean involucradas en esta guerra. Pero a diferencia de
Palestina y El Líbano, cuyas fuerzas son valientes y decididas pero su armamento
es limitado, ambas naciones poseen ejércitos que podrían quebrar la superioridad
tecnológica israelí, aunque esto por el momento sea imposible por el apoyo
absoluto de los sionistas que gobiernan a Washington y Londres. Sin embargo el
Armagedón espera bajo la oscura capa de lucifer