UNA EDUCACIÓN RENOVADA PARA UN MILENIO
SUPERIOR.
Joel Hurtado Ramón
México ha pasado por diversas etapas
y altibajos a lo largo de su historia, desde la prehispánica, la colonial, la
independiente, incluyendo la reforma, la
dictadura porfirista, la revolución y la institucional o actual.
Desde la llegada de los
españoles hasta nuestros días, han
transcurrido, como todos sabemos , más o menos setecientos años, doscientos han
sido, supuestamente, como nación libre y
soberana , por lo tanto somos un país relativamente joven.
Nuestros antecedentes
prehispánicos están sumergidos en una historia enigmática y poco se sabe de
ellos, existe mucha especulación y poco conocimiento.
Lo que encontraron los españoles
eran culturas decadentes, reflejos de grandes culturas sagradas que no tienen
que ver en absoluto con nuestras
culturas profanas, materialistas y ateas por muchos golpes de pecho que nos
demos.
Los grandes centros ceremoniales
que hoy conocemos como ruinas en Chichen Itzá y Teotihuacán fueron escuelas de
alta iniciación donde se daba una
educación integral para conocer a profundidad los misterios del cosmos y la
tierra.
El hombre y la naturaleza eran
estudiados en todos sus planos y manifestaciones como una síntesis de una gran
inteligencia superior.
No se trataba solo de
memorizar palabras y conocer cosas sino de reflexionar sobre ellas y tratar
de ver más allá de las apariencias, encontrando la esencia y substancias de las
mismas, pasando del análisis a la tesis, la antítesis, la síntesis hasta llegar
a la matesis, o una síntesis de síntesis
El doctor Serge Raynaud de la Ferriere
en su libro “Los Grandes Mensajes” afirma que en todas las épocas y en numerosos puntos
del mundo, han existido estos lugares donde se enseñaba la Ciencia Divina:
Rapta y Meroe, en Etiopía; Huesca y Gades (Cádiz), en España; Bibracte (Le
Mont-Beuvray), Perigueux y Chartres, en la Galia (Francia); Gog-Hayum y en los
desiertos del Hemus, en Tracia; Delfos (Kastri), en Grecia; Tebas, Menfis y
Hamon, en Egipto. En el Cercano Oriente citemos: Askala, Balbeck, Mekka,
Mambice; Roma y Salem, así como en Caldea: Han, Hun y Ninweh. Se puede nombrar
todavía: Astracán, Bahrein y Gankawas, en el Teratah; Balkh, Banian y Vahr, en
Irán; Guyah, Lanka y Methrah, en la India Antigua, sin olvidar los famosos
templos de H'Lassa, y los Santuarios del Monte Butala, en el Tíbet... por no
citar más que éstos, entre los últimos lugares donde se celebraban los grandes
misterios.
Solamente hay que hacer una
diferencia entre Centros Esotéricos y los Colegios Iniciáticos. Los primeros son reuniones de Iniciados,
mientras que los otros son grupos de estudiantes de la Iniciación.
La Escuela Iniciática es un lugar
de disciplina; no entra todo el que quiere; hay una enseñanza preparatoria, y
exámenes que pasar antes de abordar el menor grado.
Para pertenecer a un Centro de
Maestros, es necesario haber superado sus pruebas, y estar experimentado en el
estudio, durante largos años.
Sin embargo, mientras que estos
Centros existen permanentemente, las Escuelas no se fundan más que de tiempo en
tiempo, a lo largo de la Historia. ¿Por qué? La razón es muy simple: es en
estos Centros Esotéricos donde se conserva la Tradición Iniciática, con su Alta
Ciencia Verdadera, los Preceptos de los Sabios, los Sublimes Métodos de
Mistagogo, y en una palabra, todo lo que puede encerrar un Santuario de la
Antigüedad Sagrada, el cual debe transmitir la enseñanza de la Ciencia Divina.
Existe, pues, una necesidad imperiosa para que no se rompa la cadena que Dios
mismo ha formado, puesto que este Saber Supremo remonta hasta el primer
hombre...
En cambio, las Escuelas fundadas
por estos depositarios de la Alta Sabiduría no abren sus puertas sino a
principio de cada ciclo, con el fin de formar Instructores que vendrán a
recordar al mundo algunas Grandes Verdades.
La enseñanza de los Colegios
Iniciáticos es siempre la misma, puesto que es conservada por los Maestros en
los Centros Sagrados, durante las épocas de silencio, para ser ofrecidas a la
humanidad, adaptándose a su tiempo, o sea que, con sus bases inmutables, la
Religión es enseñada cada ciclo de una manera diferente; no es una
transformación propiamente dicha, sino una evolución, necesaria, de las
doctrinas filosóficas.
De esta manera, una parte del
gran conocimiento se ofrece a los hombres cada 2.000 años, aproximadamente
(principio del ciclo); pero, alternadamente, la enseñanza se da durante un ciclo
completo, y, al siguiente ciclo, el Colegio no funciona más que el tiempo
necesario para reclutar elementos que puedan ser Maestros; y entonces, viene el
periodo de silencio hasta principios del ciclo siguiente.
Actualmente en México existe una
gran disposición hacia la transformación de la educación, pero también, como
toda idea innovadora, tiene oponentes o personas renuentes a dar el primer paso
de lo que será parte de la transformación que este país necesita, si queremos
estar a la altura de los grandes retos
que los nuevos tiempos nos deparan.
Si comparamos la educación actual
con la que se impartía en las grandes universidades de la antigüedad, es como
si comparáramos una educación de
parvulitos con una educación eminentemente doctoral, sin embargo en estos dos
mil años que tenemos por delante la educación llegará a niveles insospechados
en nuestros días.
Tendremos universidades con una
educación integral donde se le enseñará al hombre a conocerse a sí mismo antes
de intentar conocer el mundo que le rodea. Entonces dejaremos de ser entes
mecánicos para convertirnos en verdaderos seres pensantes, conocedores de
nosotros mismos y de la infinitud del cosmos que está aún por descubrirse,
pasaremos del primitivismo social a un grandioso desarrollo espiritual, como se
pasó del Pitecántropos Erectus al Homo Sapiens.
Para finalizar quiero compartir
un sabio comentario que encontré
curioseando por aquí y por allá
“La sociedad no es una
institución divina; es un fenómeno de evolución progresiva; y la civilización
en avance siempre se encuentra retrasada si sus líderes son lentos en efectuar
esos cambios de la organización social que son esenciales para mantenerse el
ritmo de los desarrollos científicos de la edad. Sin embargo, no debe
despreciarse algo sólo porque sea viejo, ni tampoco debe abrazarse
incondicionalmente una idea tan sólo porque sea nueva y novedosa.
El hombre no debe temer la experimentación con los mecanismos de la
sociedad. Pero estas aventuras en ajuste cultural deben siempre ser controladas
por los que conocen plenamente la historia de la evolución social; y estos
innovadores deben ser asesorados siempre por la sabiduría de los que han tenido
experiencia práctica en el dominio del experimento social o económico
contemplado. No debe intentarse ningún cambio social o económico grande en
forma repentina. El tiempo es esencial para todo tipo de ajuste humano: físico,
social o económico. Sólo los ajustes morales y espirituales pueden hacerse en
el instante, y aun estos requieren el paso del tiempo para el pleno desarrollo
de sus repercusiones sociales y materiales. Los ideales de la raza son el apoyo
y el seguro principal durante los
tiempos críticos en los que la civilización está en tránsito de un nivel a
otro.”
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