EL NARCOTRÀFICO EN AMÉRICA
LATINA: SUS RAÍCES.
JOEL HURTADO RAMÒN...
El boom del narcotráfico en América Latina se da
por los años setenta, que es cuando ese negocio ilegal experimenta un
crecimiento exponencial que daría forma a los grandes cárteles de la droga que
se consolidaron y dominaron la escena a partir de los años ochenta del siglo
pasado. Su inmenso poder se extiende hasta nuestros días, lo que ha dejado una
estela de muerte, corrupción y descomposición social y política que es
necesario remontar.
Empero, la cuestión del narcotráfico en América Latina
tiene un origen más lejano, el que apenas empieza a ser objeto de
investigaciones históricas serias. Uno de los historiadores que han emprendido
esa tarea es el Dr. Paúl Gootenberg, quien el año pasado estuvo en México y
participó como conferencista en la Cátedra UNESCO "Transformaciones Económicas
y Sociales relacionadas con el problema internacional de las drogas", en
la que presentó la ponencia "El nacimiento de los narcos. Los primeros
flujos ilícitos de la cocaína en las América, 1947-1964". En ese trabajo,
fruto de sus investigaciones en archivos recientemente desclasificados de la DEA en Washington, hizo una
sucinta y sustanciosa exposición del surgimiento de los primeros
narcotraficantes en Sudamérica, especialmente en Bolivia y Perú, con sus
ramales que se extendieron por Cuba y México para llevar su mercancía hasta los
Estados Unidos.
Con ese especialista el periodista Ariel Ruiz Mondragón
tuvo una entrevista, la cual retomamos por la importancia de la misma para
conocer los orígenes del narcotráfico que cual hiedra venenosa se ha extendido
por todo el continente americano, y en la cual se tocaron los siguientes temas: las condiciones
políticas que hicieron posible el surgimiento del narco, las políticas de
criminalización de la cocaína, el papel de la guerra fría en la orientación del
combate al tráfico de estupefacientes, el impacto de hechos relevantes como la
revolución cubana y el golpe de Estado en Chile, la situación de los
campesinos, la discontinuidad entre los pioneros del narco y los grandes
cárteles, y la relación entre prohibición de la cocaína y el ascenso del
narcotráfico.
El Dr. Gootenberg es doctor en Historia por la Universidad de
Chicago. Actualmente trabaja en el Departamento de Historia en la Universidad de Stony
Brook, en Nueva York. A continuación los detalles sintetizados más importantes de la misma.
El estudio que he hecho sobre la historia de la cocaína,
ocupa más de un siglo; pero en mi ponencia que presento ahora en México hablo
del nacimiento de los narcos modernos en América Latina. Mi propósito es
exponer lo que este proceso fue en las tres décadas de la posguerra y hasta los
años setenta, alrededor de 1973.
Lo más importante para hacer notar en este período -que
es muy desconocido- es que los famosos narcotraficantes colombianos no
existían. Era una época a la que podemos llamar "precolombiana", de
creación de una red de narcotraficantes en América Latina. No estamos hablando
de gente a gran escala, multimillonarios o algo así, como pasaría después. Eran
empresarios o contrabandistas a una escala mucho menor, la gran mayoría de
ellos desconocidos, gente humilde.
En términos de las condiciones sociales o políticas,
prefiero hablar primero de la política. Lo más importante fue, en el caso
específico de la cocaína, el hecho de que antes de la segunda guerra no era una
droga ilegal. Fue una condición jurídica y política ambigua, porque a
principios del siglo XX empezó una campaña internacional para hacer ilegal,
criminal e ilegítima la cocaína, que era usada como medicina, como anestésico.
También tenía uso legal la hoja de coca en la Coca Cola.
Pero el control internacional de la cocaína fue muy
débil. Estados Unidos fue el promotor más grande de la idea de criminalizar la cocaína
hasta los países andinos. Los hechos políticos más importantes son el proceso
de hacer un sistema completo prohibicionista global de la cocaína, ya en la
posguerra. Se pensaba eso en otras partes del mundo, y hubo la destrucción de
redes de cocaína, como en Asia, en Alemania y en Japón. Entonces solamente
estaban los productores de Perú y, en una escala mucho menor, Bolivia -en ésta
se producía no la cocaína, sino la hoja de coca para el uso ritual de los
trabajadores indígenas-, que tenía una exportación muy ligera a Argentina y
Chile.
Entonces, en la posguerra Estados Unidos y las Naciones
Unidas empezaron una campaña más fuerte para ilegalizar la cocaína. Varios
gobiernos, primero el militar de Odría en Perú a partir de 1947, y mucho más
tarde el de Bolivia, cumplieron con esa idea. Antes existía una industria
legal, pequeña, nacional, de hacer cocaína. Había miles y miles de campesinos y
hacendados produciendo en la zona amazónica de los dos países la hoja de coca.
El proceso de criminalización, que tuvo varias etapas,
tuvo mucho que ver con la política, como el anticomunismo en la época de la
revolución en Bolivia. Esto es clave para entender el surgimiento de los
narcos, porque éstos nacieron con esa criminalización.
No quiero pintar sus orígenes como una típica relación de
dependencia en el que los Estados Unidos demandan y los demás países cumplen.
Era más complejo que eso. Sí, el motivo, la fuerza, la ideología original
anticocaína fueron de ese país, que tenía sus ecos en organizaciones internacionales
y en algunos países de Europa.
Pero el proceso para asimilar eso en América Latina era
muy difícil, no era algo automático. Tenía una brecha como de cincuenta años.
En el Perú pensaban que la cocaína era una cosa muy moderna, muy nacional, y en
Bolivia la hoja de coca era vista como una cosa positiva. En Bolivia estaba más
integrada la sociedad, geográfica, étnica y nacionalmente, y había grupos de
presión de èlite, que eran los propietarios de la yunga; es decir, eran los que
manejaban el comercio de la coca, que era bastante importante en la política de
los años treinta y cuarenta.
Fue un proceso difícil, y tuvo muchas paradojas. Por
ejemplo, en el Perú empezaron a denigrar la hoja de coca mucho antes que la
cocaína, porque la coca era una cosa indígena. En el siglo XX había un
pensamiento médico moderno que miraba aquello como algo muy atrasado, que
denigraba a la raza indígena. Este tipo de pensamiento que ahora se ve como una
cosa chistosa, claramente racista y que no tiene ningún fundamento médico
científico. Pero en ese entonces pensaban muy seriamente en curar a los
indígenas de este tipo de hábitos malos, lo que estaba basado en una asociación
muy mala entre la coca y la cocaína, que son cosas muy distintas.
Paradójicamente, la cocaína era vista en el Perú como una
industria nacional respetable; tenía el monopolio internacional, vendía bajo
condiciones reguladas, legalmente, en el mundo. Fue un paso muy difícil pasar a
la ilegalización en los años cincuenta.
Después de estudiar en los archivos y al tratar de
organizar cuáles eran los espacios y las rutas durante esas décadas, me di
cuenta que había un patrón: el asunto no sólo era cuestión de narcotraficantes
o de la política antidroga, sino de la política más amplia.
Hasta ahora los historiadores actuales tenemos la guerra
fría como historia. Hay muchos estudios en los Estados Unidos que así la ven, y
hay estudios amplios, basados sobre ese tema.
Si tenías un mapa de Latinoamérica, podías ver
movimientos en el crecimiento de la cocaína que están siempre relacionados con
la política de los Estados Unidos. Estos promovieron la guerra fría, lo que fue
apoyado especialmente por los sectores derechistas y por los militares en
América Latina.
El nacimiento literal de la cocaína ilícita era parte del
nacimiento de regímenes anticomunistas en Perú. El golpe del general Odría en
1947 fue el comienzo de una campaña anticocaína en el país, muy estrechamente
relacionada con el enemigo número uno de Odría: el partido aprista, calificado
como comunista. El general, durante una serie de escándalos políticos, trataba
de relacionar la cocaína con el APRA: decía no solamente que Víctor Haya de la Torre era adicto a la
cocaína, sino que el nacimiento del partido estaba basado en el comercio de la
cocaína.
Después de eso la guerra fría determinó la revolución
boliviana. Después de 1962 explotó ese movimiento, tras lo cual hubo diez años
muy caóticos en el país, de lucha entre la izquierda y otras fuerzas. Los
Estados Unidos intentaron cooptar la revolución, algo que sí logró a partir de
1971 con una incursión de asistencia militar y económica. El colmo de esto fue
el golpe de Barrientos en el 74. Este proceso estuvo tajantemente relacionado
con el nacimiento de la cocaína, que se fue a Bolivia porque el espacio era
caótico. Los campesinos estaban en rebelión en contra de los propietarios,
había proyectos de colonización, la policía estaba muy abierta a muchas
influencias. Esta fue la zona de ocupación de la cocaína.
Un evento muy importante en la historia de la cocaína fue
la revolución cubana, porque uno de los dos grupos más importantes de
narcotraficantes internacionales era de mafiosos cubanos. La Habana era la capital
mundial de un nuevo gusto por la cocaína en esta época. Era una forma de
entretenimiento, como la prostitución, como el juego. Esa ciudad era un centro
de encuentro de mafiosos estadounidenses de esta época, ya sea bajo el régimen
de Prío o el de Batista.
Los cubanos fueron llevando el comercio internacional de
la cocaína, sacando la pasta de Bolivia, refinando en Cuba para vender no
solamente en Cuba, sino en Nueva York y algunas otras partes.
Lo que pasó con la revolución es que Fidel Castro contaba
entre sus enemigos más odiados a los mafiosos, que eran para él el peor tipo de
capitalistas, que iban corrompiendo el alma de la sociedad humana. Entonces
comenzó una campaña para limpiar de mafia el país, y los mafiosos cubanos se
fueron exiliados a todas partes: México, Centroamérica, Argentina, etc.
Llevaban con ellos el conocimiento de la cocaína. Entonces fue el nacimiento de
las redes internacionales de narcotraficantes.
También paradójicamente, el gobierno de los Estados
Unidos, que sabía muy bien que uno de los resultados de la revolución había
sido esa dispersión de los narcos, calificó al régimen socialista de Cuba como
un régimen de narcotraficantes. Fue una lucha política entre Cuba y los Estado
Unidos.
Al final de eso, hay más etapas en este esquema: al final
está el golpe de Estado en Chile en 1973. Por 1950 algunos grupos empresariales,
como el de los turcos del norte, una familia, la Huasaff-Harb , tenían
conexiones en Bolivia, México, Estados Unidos, y eran muy importantes en la
comercialización de la cocaína. Compraban la pasta en Bolivia, refinaban en
Valparaíso o en otros lugares del norte, y de allí, usando barcos o aviones,
transportaban la droga a diversos destinos. Eran la competencia de los cubanos.
Durante los años sesenta continuaba como un negocio en el
norte, con cientos de narcos pequeños, lo que se intensificó con el caos
económico en Chile a partir de esta década y hasta el gobierno de Allende.
El golpe de Pinochet marcó el final de ese negocio. Fue
un cambio muy fuerte, como el de Fidel Castro con los narcotraficantes. Para
esta época la cocaína ya era un problema social visible en los Estados Unidos.
Para complacer a este país, Pinochet hizo muy rápido una represión sobre esos
grupos, paró todo el tráfico de cocaína por Chile.
¿Hacia dónde se fue el tráfico, entonces? Este es el
inicio del tráfico hacia Colombia.
La revolución cubana tuvo un efecto doble sobre el narco:
hubo una diáspora de narcotraficantes de ese país, y se cerró la vía cubana
para llegar a los Estados Unidos. Cambian las rutas y México intensifica su
actividad. También en otros países: Argentina, Brasil, los propios Estados
Unidos, Guatemala.
Al parecer, regímenes dictatoriales de signo opuesto,
como los de Castro y Pinochet, coincidieron en el combate al narcotráfico,
porque eran muy eficaces ya que tenían un control militar perfecto, tenían
control sobre los grupos empresariales, etc. Entonces sí tenían más capacidades
para destruir a los narcotraficantes. Eso ocurrió en China después de la
revolución, lo mismo con los talibanes en Afganistán.
Pero esto no quiere decir que cada país autoritario va a
combatir narcotraficantes. El ejemplo de México es muy instructivo en eso:
durante su época autoritaria del PRI, el hecho de que había una estructura
centralista, corrupta, muy fuerte, operó a favor de alianzas con sectores de
los narcotraficantes. Entonces, este tipo de autoritarismo, que no es
dictadura, fue muy importante para el crecimiento del narcotráfico.
Cuando comenzaba la cocaína ilícita en los años
cincuenta, no había campesinos que estuvieran orientados específicamente hacia
esos cultivos. Había algunos campesinos y plantaciones de èlites que cultivaban
coca, pero era para el uso tradicional, medicinal, que consiste en masticar la
coca.
Pero en los años sesenta empezó a cambiar eso: surgió una
base social para el narcotraficante, y esa fue el campesinado orientado hacia
la coca para usos clandestinos.
Esos años de posguerra fueron de empobrecimiento del
campesinado en Perú y Bolivia. La modernización de esos países, pero también
con su desorganización, la situación de los campesinos fue más y más
desesperada.
En el caso de Bolivia algo especial fue la condición de
los mineros, porque las minas de estaño estaban en una situación muy débil, y
estaban desocupando trabajadores a pesar de la nacionalización.
En vez de reformas agrarias en esos países, los gobiernos
de ambos países tenían esta solución desarrollista promovida por los Estados
Unidos. La idea era poner a los campesinos en la selva, darles lotes allí. En
el caso de Bolivia era en Chaparrey, cerca de Cochabamba, y en Santa Cruz, que
es más cerca de Brasil. Pronto surgió una burguesía local con algodón y ganado;
más tarde, muchos de los que integraban esta misma burguesía se volvieron
narcotraficantes, que era mucho más rentable.
Otra paradoja es que los Estados Unidos estaban muy
involucrados en este desarrollo, promoviendo el desarrollo de la selva, lo que
hoy día llamamos la destrucción del bosque de lluvia. En esta época eso era el
"desarrollo moderno".
Los campesinos descubrieron muy pronto que la única cosa
que era muy rentable en esa zona era la coca. Entonces empezaron a cultivarla,
ya que además es perfecta para estas regiones, como también lo son el té o el
café.
En la época de los sesenta, esos grupos surgieron como la
base social para los narcotraficantes. En el caso de Perú, que conozco mejor,
durante el gobierno de Velasco, izquierdista y desarrollista, a finales de esa
década ocurrió lo mismo: poner colonos en la selva, y miles de familias se
fueron al valle de Guayaga. Al caer el gobierno de Velasco, quedaron abandonadas,
sin ningún servicio. No es coincidencia que estos años -principios de los
setenta- hayan sido los de la explosión de la cocaína. La coca era una
inversión muy fácil, rentable y estable.
Esto no quiere decir que los campesinos hayan ganado
mucho. Todos los que estudian el asunto de las drogas sabe que en la cadena de
producción de la mercancía de la cocaína, los campesinos solamente ganan una
pequeña parte de ganancias tan grandes. Pero para sus familias eso alcanza para
sobrevivir.
En los años cincuenta, cuando comenzaban las rutas desde
Chile, algunos comenzaron a usar México como sitio de tránsito, e incluso
usaban cuentas de Nacional Financiera. Se usaban locales como casas de
prostitución y lugares así, ya que la coca fue otra forma de entretenimiento.
Pero eran los chilenos trabajando con los mafiosos mexicanos, pero mezclados
también con otras drogas además de la cocaína. Desde entonces hubo incidentes
de cocaína en este país.
La revolución cubana también tuvo impacto. Muchos de los traficantes
cubanos, como la familia González, vinieron a México porque era una tierra muy
fácil para este tipo de actividad en los años sesenta. Muy rápidamente
evolucionaron proyectos para la cocaína aquí. Entre 1960 y 1962 hubo dos
incidentes muy dramáticos de laboratorios de cocaína que explotaron porque la
gente no tenía mucha experiencia en el procesamiento, por lo que incluso
murieron varios químicos.
Desde entonces había experimentos para hacer de México
una ruta muy grande para la cocaína, después de lo de Cuba. No sé bien a bien
si haya relación entre esto y la aparición de las bandas del norte en los años
setenta. Según Luís Astorga, sí hay un eslabón: los traficantes del norte
tenían más experiencia con el opio y mariguana, y alzaron el objetivo hacia la
cocaína, que es más fácil de esconder y tiene una tasa de ganancia mucho mayor.
Quienes se involucraron en eso eran algunos de los cubanos radicados en los
sesenta en al país, que enseñaron a los grupos del norte el arte de la cocaína.
Probablemente después de alguna represión policíaca sobre los cubanos a
mediados de los setenta, el control pasó a los grupos mexicanos, que empezaron
su conexión con Colombia.
El gran misterio es la relación entre el periodo de
incubación de la cocaína -que yo estudio- y la explosión que hay después. Hasta
este punto no veo ninguna conexión directa entre personajes. Quizás lo había,
pero no sabemos muy claramente el surgimiento de los narcos en Colombia, en
donde todo es leyenda, todo es periodismo, y nadie ha trabajado seriamente
sobre sus orígenes y sus primeras conexiones.
Lo que es importante es que estos grupos tempranos han
creado el gusto por la cocaína, los mercados, las rutas y la base social de
campesinos que en Bolivia y Perú hacían la pasta básica de la cocaína. Otros
grupos que surgieron después han acaparado el comercio; pero no sé si haya una
relación directa entre ambos.
En los inicios los lugares de producción eran Perú y
Bolivia. Las rutas eran Chile, Cuba, Brasil -que era muy importante por la
selva-, Argentina, Panamá y México. Había una red muy grande de rutas. Era
realmente un movimiento latinoamericano, una industria inventada por los
latinos, que más tarde llegaría a ser la ruta de exportación más rentable en la
historia de América Latina.
También había sitios de consumo de cocaína que eran
importantes. Primero, La Habana ;
pero también otras ciudades como Sao Paulo, Buenos Aires, en donde había culturas
a las que les gustaba la cocaína. En Argentina eso se asociaba con clubes de
tango, en México con la prostitución. Esto es muy importante, porque no había
un gusto moderno por la cocaína. Ésta tiene una historia más larga, desde
principios del siglo XX; pero tenía que ser reinventada, y eso fue hecho en
esas capitales.
La relación entre prohibición y cocaína es paradójica,
porque es posible que sin la fuerza represora de los Estados Unidos y de las
Naciones Unidas hacia esa droga, nunca hubiera surgido este negocio. Lo que ha
ocurrido es una especie de revancha de la periferia de la coca hacia la estrategia
de criminalizar cosas y forzar políticas en los países del tercer mundo. Hubo
una relación estrecha entre la globalización de la prohibición y actividades
policiales, y el crecimiento del narcotráfico.
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