EL PRINCIPIO DEL FIN
Joel Hurtado Ramón
Vivimos un mundo de apariencias, desde lo
inmensamente grande hasta lo infinitamente pequeño, arriba, abajo, el macro y
el micro. Todo es una apariencia, lo "real" es ilusorio y lo
"ilusorio" real. El Cosmos, ese ajeno desconocido guarda sus
enseñanzas secretas de los mediocres y los malvados, pero es un libro abierto
para los sabios de espíritu y de corazón. Sólo los Ancianos de Sabiduría
conocían lo fugaz de la materia y la permanencia de la esencia. El Cosmos era
Orden para ellos; el universo lo múltiple de la diversidad. El Cosmos era vida
y movimiento y no materia inerte y condensada. Actualmente la ciencia ha
investigado, a través de su método experimental y limitado, que el Cosmos está
constituido por un infinito número de soles, los cuales a su vez forman parte
de un infinito número de galaxias, las cuales a su vez forman parte de un
infinito número de universos, pero lo que no se ha atrevido a afirmar es que el
Cosmos es vida; o tenga conciencia e inteligencia, porque se caería en el
absurdo y sería el hazmerreír de los ignorantes y escépticos, y
desgraciadamente constituyen la mayoría.
En
un futuro no muy lejano, todo cambiará, cuando hayamos trascendido las
limitaciones del momento, los gobernantes serán intuitivos y adogmáticos,
comprensivos y antisectarios. En este mismo milenio los espíritus de Carrel,
Einstein, Schweitzer, Baz de Melo y de la Ferriere cubrirán con su halo de
esplendor a los dirigentes de la nueva humanidad; de la nueva era, con su
grandeza divina y sin igual. La Virtud y la Moral Universal no serán ideas
abstractas, o palabras absurdas y sin sentido como ocurre en la actualidad. Al
contrario el cinismo como conducta dejará de practicarse; la deshonestidad y la
perfidia desaparecerán de la actividad pública y social. Lo que ahora es una
norma se convertirá en un absurdo, lo que ahora es un absurdo se convertirá en
norma. La pirámide ahora invertida volverá a su postura original; las
"cosas" del cielo y la tierra se unirán. El Gobernante del futuro
aprenderá a rezar. Lo divino tendrá preeminencia sobre lo material. Lo que
ahora es una vergüenza mañana será un acierto, lo que ahora es un acierto
mañana será una vergüenza. Cada cosa ocupará el lugar que le corresponde; los
instintos, las emociones, el intelecto y la intuición serán ampliamente
conocidos; y el gobernante tendrá mayor
responsabilidad en la comprensión de su estructura interna y espiritual. La Fe
estará sobre la razón porque " la fe y no la razón, es la que lleva al
hombre a la acción. No es la inteligencia la que dará fuerza para vivir según
el orden de las cosas. La inteligencia se contenta con iluminar el camino.
Nunca nos impulsa hacia adelante. Los puros intelectuales se comportan en la
vida como los paralíticos que asisten a una carrera. Ven claramente la meta, pero
permanecen incapaces de lanzarse a la pista. Hacer juegos malabares con la
palabra es un pasatiempo estéril. El amor a las abstracciones engendra la
impotencia."
Dios mismo dejará de ser una abstracción
para convertirse en algo real y concreto, el vendaje caerá y los nuevos
conductores con amor divino, con verdadero amor, alumbrarán el camino de los
gobernados y estos en inmediata reciprocidad amarán y seguirán a sus
gobernantes. Las diferencias entre unos y otros desaparecerán. la pose de gran
señor que los líderes actuales adoptan, serán sustituidas por la modestia y la
sencillez. Los gobernantes serán hombres
entre los hombres, pero con un gran poder espiritual. El talento y la virtud
serán prendas maravillosamente humanas conjugadas en un connubio celestial. Ya
no más rastrerismo; ya no más humillación. La dignidad fortalecerá al hombre y
el gobernante será el más digno de todos los hombres. La capacidad de
indignación que ahora ha sido perdida junto con la vergüenza, mañana será
recuperada por toda la humanidad, para después perderse y olvidarse en un
remanso de paz y de bondad; ¡las afrentas no se darán jamás!, " tiene
razón Michael Gold: algún día, de la melancolía y el dolor de millones de
hombres, mujeres y niños agobiados surgirá un formidable movimiento mundial que
alejará la pobreza y las tremendas desigualdades económicas. Y el gran día está
llegando, se aproxima ya, y con él la gran Revolución Social de las masas
iniciada en esta alborada de un nuevo ciclo solar.
No es el petróleo el que está incendiando
al mundo, es el enorme egoísmo de los hombres el que lo destruye y carboniza.
En estos días trágicos que estamos viviendo
llegan hasta nosotros los acentos profundos, metálicos y varoniles de aquella
gran voz rebelde que se filtra entre las masas explotadas de los hombres del
camino en Galilea: ¿ves estos grandes edificios? no quedara piedra sobre piedra
que no sea derribada".
“Las colosales ciudades europeas y
asiáticas, como Londres, Berlín y Tokio, ya actualmente se contemplan y admiran
como ruinas de una época pasada en la historia humana. Y muchos de los grandes
memorables monumentos de esta civilización la Torre Eiffel, la Abadía de
Westminster, la Catedral de San Pablo, las iglesias de la Colonia, de Reims y
Nottre Dame en París, hoy se admiran como lo son los restos de las ruinas del
Coliseo de Vespasiano, las ruinas de Herculano y Pompeya o los restos
envejecidos de las construcciones antiguas de la Grecia Inmortal del Arte y de
los Dioses. Y las aguas del Támesis, del Tiber, del Sena, del Rin y del Danubio
continuarán corriendo más allá de los siglos, anunciando con su ritmo que en
sus orillas florecieron otros formidables monumentos de grandezas materiales
que desaparecieron por falta de cultura espiritual. Y así se cumplirá la eterna
sentencia del Maestro: "¿Ved estos grandes edificios? no quedará piedra
sobre piedra que no sea derribada”.
Es el derrumbe que señalará el tenebroso
apogeo de una civilización capitalista.
¡Es el derrumbe que anuncia el final de un
ciclo cósmico más y la iniciación de una nueva era, de un Nuevo Día! ".
No hay comentarios:
Publicar un comentario