ENTRE
LA MENTIRA Y LA DEMAGOGIA
Joel Hurtado Ramón
Podemos decir que un mentiroso es quien no
dice la verdad o dice una verdad a medias.
Al mentiroso lo podemos encontrar en todas
partes y muchas veces se justifica diciendo que es mejor decir una mentira
piadosa que una verdad cruel.
Pero el mentiroso más dañino es el mentiroso
político.
El mentiroso político engaña al pueblo con
tal de satisfacer sus ambiciones políticas.
Un mentiroso político puede engañar a los
miembros de una congregación, un municipio, un estado, una república y hasta
una gran parte de la humanidad.
El mentiroso y el demagogo van de la mano con
el mismo propósito: obtener el poder para su beneficio personal.
En México y el mundo es difícil que un
político no mienta.
Pero lo más grave del asunto no es que un
político mienta sino que existan personas que le crean.
Aun cuando en un principio, antes de
Pericles, el demagogo era considerado un guía para un buen gobierno, después de
Pericles vino la decadencia y con ella la deformación del demagogo.
El demagogo y la mentira empezaron a ir de la
mano.
Actualmente el demagogo no solo se afianza de
la mentira para sus personales propósitos sino que es enaltecido por las masas
inconscientes como sucedió en el siglo pasado con Adolfo Hitler y Benito Mussolini
y en el presente con algunos líderes mesiánicos como Donald Trump, Cesar Chávez y López Obrador en
nuestro continente.
Muchos son los que coinciden que en
Latinoamérica se está confundiendo democracia con demagogia, deformando los valores
sociales, éticos y morales.
-Genera una fuerte división en la sociedad.
Los que están en contra son los malos y ellos los buenos.
-Le
dice al pueblo que no hay nadie que los pueda gobernar como ellos.
Por lo general ridiculizando a los partidos opositores.
En campaña el demagogo le infunde miedo al votante, les dice que si votan al
partido contrario pasaran las peores cosas.
– Utilizan la propaganda y el lavado de
cabeza como principal arma.
-El demagogo no quiere el progreso del
pueblo, el demagogo dice amar al pobre, pero hace lo imposible por mantenerlo
en ese estado.
-Al
demagogo no le conviene un pueblo pensante, ni educado.
Una sociedad pensante descubriría sus tretas,
es por eso que los gobiernos demagogos están contra la clase media que por lo
general está más instruida.
El manual del demagogo dice que siempre va a
gobernar para el pobre, no porque le interese sacarlo de la pobreza, sino
porque sabe que el que menos tiene, el que más necesita es el que
desgraciadamente le va a dar el voto a cambio de migajas.
Si bien no es regla, en su mayoría, el pueblo
pobre es el menos preparado, esto no es su culpa, esto es culpa de gobiernos
demagogos.
Esa ignorancia es el punto flaco por donde
puede penetrar el demagogo.
Simón Bolívar decía que “Un pueblo ignorante
es instrumento de su propia destrucción”
Cuando se mantiene al pueblo en la
ignorancia, la pobreza y excitándolo con sentimientos populistas, se logra el
cometido del demagogo.
Aristóteles dice que “La demagogia es la
degradación de la democracia”…
Y es por eso que es tan aceptada por el
pueblo, si uno no tiene en claro el concepto de democracia, fácilmente es
engañado.
Salvando algunos países de la región,
Latinoamérica vive sus épocas más oscuras, la división social, la rivalidad, la
ignorancia, el clientelismo, la pobreza disfrazada de bonanza.
Tanto Aristóteles, Platón y los antiguos republicanos
americanos verían con horror como los medios de comunicación modernos se han
convertido en grandes aliados involuntarios de los demagogos para diseminar sus
mensajes, incluso más allá de sus propias fronteras. Lo que una vez llamaron el
Cuarto Poder en resguardo de la democracia y la justicia social, hoy caen
incautos al juego del escándalo creado por estos demagogos que acaparan los
titulares de la prensa y noticieros electrónicos.
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