El Maestre Habla...
HACIA UNA EDAD DE PAZ
La promesa de un mundo
pacífico no es más el privilegio de algunas iglesias o doctrinas religiosas, y
los sabios que han formado parte de la conferencia de las Naciones Unidas, en
Ginebra, en Agosto de 1955, son una prueba palpable de la búsqueda de una
acción científica para el establecimiento de una Era de Paz.
En la colección "La
Unesco y su programa" (Folleto No. 14), Gérald Wendt trata de "La
energía nuclear y sus utilizaciones pacíficas", y este problema, situado
en la escala mundial, está ofrecido a cada uno como un manual de Aritmética o
un método para aprender un idioma extranjero. Se encuentran descripciones muy
interesantes sobre radioactividad y la utilización de sus rayos, y el autor
deja incluso esperar que se podrían utilizar los radio-isótopos para
esterilizar las legumbres, que se conservarían así varias semanas al aire libre
sin estropearse. En fin, en la industria, en la agricultura, en la
investigación biológica, las perspectivas de una nueva ciencia se perfilan
claramente y en un próximo porvenir, se puede esperar ver una nueva forma de
educación general.
Esto nos hace volver a la
reflexión filosófica, pues toda nueva información científica plantea un nuevo
problema, en principio, sobre las consideraciones vitales.
G. Canguilhem (Inspector
General de la Instrucción Pública en Francia), en Necesidades y Tendencias
(Hachette, 1952) expone: "que conviene separar la posición de los
problemas y su examen". Dice en la ocurrencia: "nos parece que lo que
debería importar menos a un profesor de filosofía, es ser el contemporáneo de
las soluciones de sus colegas profesores. En cambio, no le está permitido no
ser el contemporáneo de los problemas que se plantean a todos los filósofos y
en principio a él, a continuación de la información que estos problemas
suponen".
"La vida es el conjunto
de las funciones que resisten a la muerte", decía Bichat. El principio de
Vida es desconocido en su naturaleza y no puede ser apreciado más que por sus
fenómenos. Esta lucha por la existencia fue ya explicada en nuestro tomo I.
Vida orgánica, vida animal y vida sexual son los tres estados que se manifiestan
en grados diversos, según consideraciones muy particulares. En principio hay el
hecho de "vivir" y ya las divergencias filosóficas se anuncian; las
unas, atestiguan un principio eterno, otras, consideran una modalidad efímera;
viene después inmediamente al espíritu: el ¿por qué?.
Karl Jaspers escribe:
"Cuando yo adopté mi origen, como si yo lo hubiera querido, he llegado a
la verdadera piedad filial, que puede quedarse incluso invulnerable en el odio;
yo no puedo romper con mis padres sin romper con una parte de mí mismo y
conmover mis propios fundamentos". (Concepción aproximada a la de G.
Marcel en el "Misterio Familiar". Es a mis padres que doy las gracias
cuando soy feliz de vivir, es también a ellos que yo amo cuando desespero en la
vida; finalmente todo hombre ha vivido plenamente, por lo menos una vez,
incluso cuando éste se suprime la vida".)
Inmediatamente las
dificultades se acumulan y una vez más la fraseología distinta, según los
filósofos, no hacen más que complicar las cosas. El origen de difíciles
paradojas, que se adhieren a la condición de la existencia, residen en el
"geschichtlichkeit" (historicidad), esta noción que es preferible
abordar como "situación". El estudio de las situaciones - límites
está muy bien descrito en la "Psicologíe der Weltanschauungen" de K.
Jaspers; está llevado por una reflexión sobre los valores, en la cual está
opuesto lo real más extremo, al deber ser, dicen M. Dufrenne y P. Ricoeur. Este
comporta tres momentos: 1º. un momento objetivo: es la estructura antinómica
del ser-ahí; 2º un momento subjetivo: es el sufrimiento. El sufrimiento resume
todas la situaciones - límites; las sufrimos todas (ya citadas en nuestros
expuestos sobre el budismo, ver también mis obras "Misticismo en el siglo
XX" y "Yug, Yoga, Yoguismo: Una Matesis de Psicología"); 3º un
estudio de las situaciones - límites particulares: combate, muerte, azar,
faltas. Cuando planteamos la cuestión ¿qué es el ser? encontramos al mismo
tiempo que nosotros mismos que planteamos esta cuestión no estamos ni en el
principio ni en el fin, planteamos toda cuestión absoluta del fondo de una
situación relativa.
Este primer
"misterio" del Ser, reposa sobre todo en la comprensión de su origen,
y como escribía Descartes (en sus cartas a Isabel en 1643): "no parece que
el espíritu humano sea capaz de concebir bien distintamente y al mismo tiempo,
la distinción entre el alma y el cuerpo y su unión, a causa de que es necesario
para ello el concebirlas como una sola cosa y en conjunto; al concebirlas como
dos, esto se contraría.
"La historicidad"
puede ser nombrada como una categoría concreta de la existencia; ésta designa
la unión de la existencia y del ser empírico. M. Dufrenne y P. Ricoeur señalan
en esto lo que Jaspers debe a Kierkegaard: la historicidad es la "repetición",
mejor nombrada "reafirmación". Abraham ha suspendido la ética,
levantando el brazo sobre su hijo, ha entrado así en una relación absoluta con
Dios. Es por esto que Dios ha devuelto a Isaac; desde entonces, todo está dado,
el tiempo está salvado, por el absurdo. Un "segundo inmediato"
empieza más lejos de la angustia. La existencia que se ha tomado puede volver a
tomar sobre ella su vida y todas las cosas. Pero no hay que olvidar que la
reafirmación es el momento más hegeliano de Kierkegaard (la identidad de lo
externo y de lo interno se vuelve a encontrar por Kierkegaard y por Nietzche en
el "amor hecho") es el "grado ético", cuyo símbolo es el
casamiento. (Es verdad, que sobre este plan, lo subjetivo y lo objetivo no
forman un todo idéntico, sino que están en tensión dialéctica).
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