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lunes, 14 de noviembre de 2016

CAMALEÓN Nos volvieron a saquear...alfredobielmav@hotmail.com 13- noviembre.

CAMALEÓN
Nos volvieron a saquear
Hace seis años recién terminaba el lamentable gobierno de Fidel Herrera, y por razones muy conocidas evocando al ex presidente José López Portillo clamábamos: ¡Ya nos saquearon, no nos volverán a saquear! Pero seis años después observamos que nos volvieron a saquear, que todos fuimos testigos de ese latrocinio porque no fue en lo oscurito sino a campo abierto. La única reacción en contra la expresó el voto ciudadano del 5 de junio pasado, al proclamar la alternancia pues dos tercios de los votantes se manifestaron en contra de la permanencia en el poder del partido actualmente en el gobierno.   
Sin embargo, tendríamos que definir si esa expresión demuestra madurez política y concientización social para que en lo sucesivo la clase política enderece su comportamiento y adopte actitudes ajenas al patrimonialismo del que ha dado cabal muestra la clase gobernante que ya se va. El riesgo seguirá latente en tanto la participación ciudadana orbite en los límites de la indiferencia. ¿Qué ocurrió en Veracruz para que se repitiera la voraz depredación durante 12 años?
Aunque nos duela debemos aceptar que como sociedad fuimos cómplices de la entera libertad con la que Duarte y sus compinches actuaron para dañar a Veracruz sin que hubiera poder político ni social que lo impidiera. Durante cinco años escuchamos un discurso oficial ramplón, como el de “Veracruz ya cambió”, muy aplaudido en el quinto informe de gobierno, pero nada hay en la entidad que confirme una obra de infraestructura hospitalaria, carretera, urbana, educativa, etc., justificando los miles de millones de pesos que se presupuestaron cada uno de estos años para la inversión productiva. Pocos señalaron abiertamente ese desfalco que se veía a leguas de distancia.
Pero todo estaba a la vista. Nadie debe asombrarse de lo que ocurre porque a través de los años de la docena patrimonialista las manifestaciones de inconformidad menudearon, incluso entre actores políticos del partido gobernante. Pero las expresiones de inconformidad y de protesta provinieron principalmente de pueblos serranos, particularmente de Zongolica y de Soteapan; sus manifestaciones de protesta alcanzaron el rango de consuetudinarias en estos últimos seis años: en el sur ¿cuántas veces cerraron la presa Yuribia y las carreteras sureñas en protesta por obras inconclusas? En el centro fueron innumerables las ocasiones que la autopista Orizaba- Veracruz fue bloqueada por pobladores de la Sierra de Zongolica debido a incumplimientos gubernamentales; en el norte, si bien menos prolíficas las manifestaciones de inconformidad, una vez más quedaron a la espera de la autopista Tuxpan-Tampico, pomposamente anunciada en la primera acción del gobierno duartista. Jamás llegó el agua a los municipios de la sierra de Otontepec, como se les prometió repetidamente; todo un rosario de expedientes sin cumplimiento.
En este espacio hemos reseñado la construcción inconclusa de hospitales, autopistas anunciadas desde la campaña de 2010 que nunca se iniciaron; poblaciones abandonadas por la inercia de un gobierno corrupto e ineficaz; porque el titular simplemente se mostró incompetente para los menesteres del servicio público. Y como las cosas se parecen a su dueño, y lo accesorio sigue la suerte del principal, los colaboradores, salvo muy contadas excepciones, resultaron cortados por el mismo rasero: ineptos y cleptómanos.
Por el cúmulo de errores políticos y administrativos, seis años después, cargamos con un hartazgo social a su límite extremo; con enojo social a punto del estallido, con enconos políticos de pronóstico reservado. Como consecuencia habrá alternancia de clase política en el ejercicio del poder, que ojala se traduzca en cambio de modelo de gobierno, no solo de estilo político.
No se incurre en zalamería si se expone que el próximo gobierno puede realizar las acciones necesarias para lograr que esta entidad supere el estancamiento y alcance tranquilidad social; porque dentro de la calamidad concurren alicientes: el pésimo gobierno duartista permite establecer diferencias ventajosas para el relevo; lo poco que se haga hará diferencias; la inoperancia y penuria de obra pública propicia que cualquier inauguración transmita la vigencia del cambio. Cambios de modelo político es lo esperado, hasta en el PRI pudiera haber remoción de los activos tradicionales, la sangre nueva encabezada por José Yunes Zorrilla tiene que hacerse presente, de otra manera el arroz de la competencia electoral en 2017 y 2018 estará bien cocinado entre PAN-PRD y MORENA.  

13- noviembre.

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