EL
FENOMENO TRUMP
Joel
Hurtado Ramón
Cuando estas líneas salgan a
luz pública es muy probable o no, que ya se sepa el resultado de las elecciones
en el vecino país del norte, donde
algunas encuestas le dan una ligera ventaja a Hillary Clinton y otras a Donald
Trump, pero de acuerdo a los analistas se debe considerar prácticamente como un
empate técnico entre los dos candidatos, sin embargo no es mi intención hacer
un análisis del proceso electoral sino de las causas que producen un fenómeno
como el del magnate estaunidense ya sea que gane o que pierda.
Existe una ley muy
conocida por los estudiosos del tema la
cual indica que todo en el cosmos es
vibración, hasta en la más dura piedra o metal aplica esta ley, ya que la diferencia es que
la vibración de la piedra o el metal tienen una vibración sumamente densa.
Los seres humanos también
estamos bajo los efectos de esta ley tanto corporal como mentalmente hablando,
y nuestro cerebro permanentemente está emitiendo estas vibraciones, que
llamamos pensamientos, aun cuando estemos dormidos.
A través del pensamiento los
seres llamados humanos estamos en constante
comunicación no importa el lugar o distancia en la que nos encontremos
ya que las vibraciones mentales no se pierden solamente se entrecruzan entre
sí.
Si observamos una iglesia
bien construida, de acuerdo a los parámetros sagrados, tienen forma cupular o
de espiga como las catedrales góticas para aprovechar y potencializar al máximo
el egregor que los asistentes producen generando una mayor fuerza en la
ceremonia religiosa que a final de cuentas no es más, ni tampoco menos, que una
ceremonia cósmica, ceremonia cósmica en la cual radica el verdadero poder de
las iglesias, por eso es que se hacen misas de manera continua.
Todo esto viene a colación
por lo que está sucediendo en Estados Unidos.
Reza un refrán “cuidado con
lo que pides porque se te puede conceder”.
En algunas ocasiones el espíritu colectivo de una nación, o, manejándolo
psicológicamente, el inconsciente colectivo,
no está conforme con algo que está sucediendo o se encuentra
insatisfecho con lo que tiene y quiere un cambio a su medida y, a veces ,se le da.
Afortunada o
desafortunadamente es así como funcionan muchas cosas ya sea para bien o para
mal, nunca se sabe, hasta que se dan las consecuencias.
Uno de los casos más
conocidos es el de Alemania con el fenómeno Hitler.
Alemania, después de haber
perdido la segunda guerra mundial, entró en una crisis terrible debido a las
desmedidas sanciones que se le impusieron en la firma del tratado de Versalles.
La inflación que llegó a tener rebasó
todas las expectativas y las consecuencias nefastas, lastimando, seriamente, la
autoestima de un pueblo tan aguerrido como el germánico.
Esta situación hacía que el
pueblo alemán clamara, algunos conscientemente, otros, la mayoría
inconscientemente, por un salvador y el
salvador se les presentó como Adolfo Hitler.
Adolfo Hitler, de ser prácticamente
un vagabundo, todo lo contrario de Trump, logró, después de múltiples
peripecias llegar a dirigir el tercer Reich.
A partir de su llegada todo
fue miel sobre hojuelas, durante un tiempo, cumpliendo sus promesas, en el
corto plazo, lo que ningún político ha hecho
hasta la fecha en ningún país, dándole trabajo y estabilidad al pueblo
alemán, el famoso vochito que aun circula por diversas calles del mundo se hizo
a petición de él, pues quería que todos sus conciudadanos tuvieran un vehículo
que fuera resistente y económico, lo que pasó posteriormente todos lo
conocemos, llevando al total desastre a los orgullosos teutones.
Ahora tenemos el fenómeno
Trump quien se ha comprometido con el pueblo estaunidense, harto de su “clase
política”, a devolverle su “antigua grandeza”, amenazando a diestra y siniestra
a todo lo que él considera que es la causa de la decadencia de Norteamérica.
Uno de los causantes de esa
decadencia somos nosotros los mexicanos, ya que de acuerdo a sus sugestivos
razonamientos somos violadores, ladrones y drogadictos y eso es lo que les
llega por allá, para evitarlo construirá un muro.
Otra causa son los migrantes
musulmanes, pues son violentos y terroristas, según él, y nadie en Estados
Unidos se siente seguro teniéndolos a su lado.
Y así podríamos enumerar una
serie de causas que, según su percepción, han hecho mella en la grandeza del
imperio.
Lo cierto es que Trump
representa un sector altamente conservador, racista, belicista y ambicioso que ha visto como la nueva Roma se debilita ante
otras potencias emergentes como China, la India y Rusia.
Este sector, que no es
pequeño como se ha visto a lo largo de su campaña, considera que su orgullo nacional ha sido
herido por múltiples situaciones internacionales y nacionales como el hecho de
que Rusia se haya apoderado de Crimea en Ucrania sin que Obama hubiera hecho
algo para evitarlo.
También considera que los
musulmanes enemigos de ellos, como el grupo llamado ISIS, ha crecido debido a
las políticas erróneas del actual presidente y de Hilary cuando esta era la
encargada del Departamento de Estado.
Por otra parte Trump
representa todo lo que el norteamericano medio quiere ser: un hombre exitoso
que ha logrado amasar una fuerte suma de dinero debido a su astucia y audacia
reponiéndose de duros fracasos y bancarrotas para llegar a ser el magnate que
es.
Es innegable que una gran parte del pueblo
estaunidense está fascinado por este hombre blanco y rubio cuyos ancestros
llegaron como migrantes y cumplieron lo que muy
pocos pueden conseguir: el sueño norteamericano.
Las consecuencias de estas
elecciones las conoceremos a corto y a
largo plazo y esperemos que sus resultados no sean lo temible que muchos
esperan.
En México ya tenemos a
nuestro mesías.
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