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sábado, 9 de diciembre de 2017

DE VERACRUZ PARA EL MUNDOPEPE MEADE Y PEPE YUNES, VIDAS PARALELAS. UN ENFOQUE DE LA CORRIENTE CRÍTICA DEMOCRATIZADORA, EN VERACRUZ. (RELATO) Joel Hurtado Ramón



PEPE MEADE Y PEPE YUNES, VIDAS PARALELAS.
UN ENFOQUE DE LA CORRIENTE CRÍTICA  DEMOCRATIZADORA, EN VERACRUZ.
(RELATO)
Joel Hurtado Ramón
Pepe Yunes  es parte del círculo íntimo de José Meade desde que se conocieron en el ITAM.
De acuerdo con   la investigación de diversos medios, sus lazos personales son parte de toda una experiencia de vida que comienza en la juventud, que es donde se forjan las grandes  amistades.
 Los mejores amigos se forjan, precisamente, durante todo un gran lapso de vida, proceso en el cual se van conociendo lealtades y traiciones, depurándose las relaciones personales y donde van quedando los mejores. La amistad de los dos Pepes tiene este sello,  que es como un certificado de garantía.
Pero las relaciones personales también se dan por afinidad. Es muy difícil que una persona deshonesta coincida con otras personas con características honestas o viceversa. La honestidad, entre otras afinidades, es una de  las cualidades positivas que  unen a los dos Pepes.
Hurgando en aquellas experiencias de juventud el columnista José Riquelme publica en el periódico   El  Economista,  que en la raíz de este compacto grupo de juventud universitaria se encuentran Luis Videgaray; su incansable jefe de oficina, Abraham Zamora, además de Julio Guerrero y el senador veracruzano José Yunes.
A ellos se suman otros funcionarios como Vanessa Rubio, primera mujer en ocupar el cargo de subsecretaria en la SHCP; Eduardo del Río su eficiente secretario particular, José Antonio González Anaya acreditado genio financiero, Mikel Arriola leal administrador y otros ITAM como Juan Manuel Valle Pereña (Diconsa), Osvaldo Santín (SAT), Jaime González Aguadé (CNBV) con quien, dicen, jugaba en la adolescencia a ser presidente, Javier García Bejos (subsecretario de Sedesol), entre otros muchos.
 Este dream team sabe que en la actual coyuntura nacional está en juego la sobrevivencia del sistema que los impulsa y en riesgo de evaporización muchas de sus instituciones. Como afirma Carles Ramió, las administraciones públicas están en horas bajas por la impotencia de la política para resolver gran parte de los problemas y retos ciudadanos.
Ciertamente el poder político en México está obsoleto. Gobiernos, gobernantes y congresos están paralizados por su única preocupación: lograr participar y colarse con el ganador en la elección presidencial 2018. Son muy pocos los líderes que se están reinventando con modelos conceptuales y ejecutivos propios del siglo XIX. Muy pocos jefes políticos podrán integrar equipos profesionales, exigiéndoles que se coloquen como intermediarios entre una sociedad heterogénea y el necesario bien común, eliminando cada vez más a los retrógrados políticos tradicionales y desmedidamente corruptos.
 Por su parte Alberto Aguirre, en el mismo medio, escribe que José Antonio Meade estaba en el centro de un grupo compacto de jóvenes itamitas. Nerds, les dirían en la jerga actual.
Los Pepes eran los más grillos. Meade y Yunes. Con ellos compartían desvelos y esperanzas Ernesto Cordero, José Antonio González Anaya y Jaime González Aguadé. De otra generación, Virgilio el Abuelo Andrade y Abraham Zamora.
Han pasado casi tres décadas desde entonces. Y con la nominación del ex secretario de Hacienda como candidato del PRI a la Presidencia de la República, llega su momento. Unos, dentro del war room tricolor. Otros, en posiciones clave de la administración federal. Todos, con la misión de defender el legado peñista y derrotar a AMLO.
La preparación política de los dos grandes amigos se dio en el medio universitario, como fue con muchos de los que conformamos la Corriente Crítica Democratizadora, cuando integrábamos los grupos estudiantiles, que no solo eran para ganar las mesas directivas de nuestras escuelas sino para obtener la dirigencia de la Federación Estudiantil Veracruzana. Esa fue nuestra escuela, que posteriormente se fue diluyendo con el tiempo, hasta llegar a la improvisación que produjo la catástrofe económica y social en la que actualmente se encuentra Veracruz.
Jaime Gutiérrez Casas, quien fue parte de aquel talentoso conjunto de jóvenes y presidente de la mesa directiva del ITAM, describe sus nostálgicas añoranzas que se remontan al año de 1988 y narra que era septiembre de 1988, cuando acababan de pasar una de las elecciones presidenciales más polémicas y controvertidas en la historia de México, que marcarían y dejarían profunda huella en esa generación, causando una ola de efervescencia y activismo político; así como las ganas de contribuir para construir un México mejor y diferente.
Relata que en ese tiempo estaba estudiando el 5o.  semestre de la carrera de Administración en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y el 3er. semestre de Ciencias Políticas y Sociales en la UNAM, y se encontraba organizando un grupo para competir por la Presidencia de la Sociedad de Alumnos del ITAM. Lograros integrar un equipo muy brillante, con gran talento y con profundo amor al servicio, que lo llevó, en noviembre de ese año, a ganar las elecciones estudiantiles con la planilla “Dimensión 89”.  En ese momento no imaginó que esa aventura, ese inquieto y politizado grupo de estudiantes fuera a trascender en la vida política y social de México.
Era un grupo plural integrado por hombres y mujeres de diferentes carreras, de diferentes semestres y con diferentes personalidades. Varios de los cuales eligieron el servicio público y la política como misión de vida, tal es el caso del hoy  candidato del PRI a la Presidencia de la República, José Antonio Meade Kuribreña, de Luis Videgaray, de Ana Isabel Vásquez Colmenares, de Pepe Yunes, de Jaime Valls, de Nico Kubli, de Eleonora García, de Hugo Félix, de Fausto Pretelin, de Abraham Zamora, de Nuria Sepúlveda, de Juan Luis Forteza y de otras personas que han hecho brillantes y talentosas carreras en el sector privado.
 José Antonio Meade, siempre con una gran capacidad negociadora, fue pieza clave para que se lograra una alianza electoral con uno de los cuatro grupos que encabezaba el actual director general de Bancomext, Francisco González; esa coalición les permitió llegar fortalecidos a una contienda que terminaron ganando por amplio margen. En ese tiempo José Antonio empezaba a mostrar sus dotes de capacidad negociadora. Es alguien que le gusta sumar, que tiene la facilidad de encontrar los puntos ganar-ganar de una negociación, y además de convencer a las contrapartes.
Pepe, como siempre le ha gustado que lo llamen, proviene de una familia mexicana de fuertes valores y principios, donde   queda claro que en sus padres ha encontrado la fortaleza y la seguridad para poder desempeñarse en la vida, y sin duda son los forjadores de los valores personales que han moldeado el carácter y la personalidad de José Antonio.
Casado con Juana Cuevas, economista del ITAM y pintora de vocación, desde hace más de 23 años, tienen tres hijos. Juana ha sido un apoyo y motor importante en la vida de José Antonio. El 25 de junio de 1994, la primera pieza que como pareja bailaron fue la de “Only You” de los Platters, que dice en uno de los párrafos: “Sólo tú puedes hacer este cambio en mí. Es verdad, eres mi destino. Cuando tomas mi mano, entiendo la magia que haces. Tú eres mi sueño hecho realidad. La única y sólo tú”, que refleja el amor que como pareja se han tenido uno al otro durante todos estos años.
Pepe Meade siempre se ha distinguido por su gran calidad humana. Tiene una gran capacidad de empatía, de escuchar. A pesar de su alto nivel de inteligencia y de su capacidad profesional, es una persona muy sencilla que se refleja en su estilo de vida; por ejemplo, es muy dado a manejar él su auto o llevar, cada vez que puede, a sus hijos al cine. Le encanta caminar. Cada vez que alguien tiene cita con él, su frase favorita es, “¿vamos a caminar?”, y terminas dando un paseo, mientras acuerdas con él. 
Para los que lo conocen, continúa Jaime,  pensar en Pepe Meade es pensar en una persona honrada, uno de los rasgos más escasos en la actualidad en la vida política del país y, sin duda, de los más valorados por la sociedad, y que sin duda será un factor importante que jugará en la elección presidencial de 2018.
En tres ocasiones diferentes le ha tocado acompañarlo, laboralmente hablando, en Financiera Rural, en la Secretaría de Relaciones Exteriores y en Desarrollo Social, en el Programa Prospera, y en las tres le ha tocado ser testigo de que es alguien que sabe trabajar en equipo y que promueve los talentos, en un país como el nuestro, donde el individualismo ha sido un lastre.
Además, ha podido constatar su liderazgo, su visión y la facilidad para convencer a los equipos de trabajo para conseguir las metas. Siempre se ha rodeado de un equipo de personas talentosas como es el caso de José Antonio González Anaya, Mikel Arriola, Vanessa Rubio, Ignacio Vázquez, Julio César Guerrero, Eduardo del Río, Osvaldo Santín, Augusto Gómez Villanueva, Jaime González Aguadé, Virgilio Andrade, Mario Zamora, Julio Di’Bella, Sergio Alcocer, Emilio Suárez, Alfredo Vara y Tomás Trueba.
José Antonio es una persona muy disciplinada y equilibrada. Además de su familia, sus pasatiempos son el futbol, el beisbol, los toros, jugar dominó, el arte en general y leer. Aficionado de los Pumas y de los Yanquis.
Un día, continúa narrando Jaime, siendo yo su director de Comunicación Social, entró a mi oficina y me dijo: “¿Ya leíste el Tipping Point de Malcolm Gladwell?” A partir de ese día me hice fanático de sus libros. En uno de ellos, Gladwell señala que “el talento es importante, pero son las horas de práctica lo que hace la diferencia”, y esas horas de práctica son las que a José Antonio lo han hecho diferente de los demás, y que lo han llevado a ser secretario de Estado cinco veces en el breve lapso de seis años, de la mano de dos Presidentes de dos partidos diferentes, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
Hace unos años, un gran amigo me regaló un libro Cena con Churchill: elaboración de políticas en la mesa del comedor, y me dijo debes de leerlo. Meade como Churchill, son hacedores de políticas y de acuerdos alrededor de una mesa del comedor. Y es cierto, José Antonio desde siempre hace desayunos, comidas y cenas principalmente en su casa, donde se discute con otras ocho o diez personas diferentes temas.

Finalmente, lo que también lo ha distinguido es su amor y pasión por México, por lo que creo que el PRI hizo la mejor selección al invitar a un independiente del nivel de Meade a ser su candidato a la Presidencia de la República. En su momento, como ciudadano independiente, le daré mi voto a Pepe Meade, el hombre de la esperanza de México, finaliza afirmando este gran amigo de los dos Pepes.

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