EL
SIMBOLISMO DIVINO DE LA NAVIDAD
Joel
Hurtado Ramón
"En la Noche Oscura del Alma, brillante
fluye el río de Dios."
La noche oscura del alma es
una experiencia profundamente inquietante en la
que emergerá un intenso sufrimiento a un nivel nunca antes
experimentado. Tal estado puede continuar durante días, semanas o incluso años.
Durante ese tiempo, podemos tener la sensación de haber sido abandonados por Dios o el Universo, y sentir
un gran dolor interno y muchas veces no relacionado a causas conscientes.
Si bien en algunos casos, toda la carga de
situaciones y emociones que llevamos
dentro sin resolver se ven erupcionadas por un hecho como la partida de un ser
amado, el término de una relación, el quedarnos sin sustento, etc. cuando el
alma no soporta más las cargas, puede,
aunque las condiciones externas parezcan marchar muy bien, romper todos los diques y liberar ese caudal de aparente oscuridad en
demanda de Luz
Lo más importante para
entender es el significado espiritual de
la situación, el don oculto. En lo profundo de ese pozo, recién allí , en la impotencia de no saber
cómo salir, entregamos el mando al alma,
ese mando que continuamente debiéramos delegar en ella para que
dosifique el fluir de todo en
nuestras vidas sin necesidad de esa ruptura de diques que hace dolorosamente
evidente que el agua de la Vida tiene un solo camino sano a seguir :
fluir, sin estancarse, en plena
aceptación de su naturaleza siempre
cambiante y emergente.
Durante esta noche todo surge crudamente
honesto, sin tapujos o al menos así debiera ser.
Nuestra sombra pide la
palabra y es sabio que al fin la escuchemos y le permitamos expresarse para
poder abrazarla e ir iluminándola en un
acto consciente, para que no actúe tras el telón, limitando nuestra expresión
álmica.
Ese romper de diques
con los cuales reteníamos la carga
emocional puede, no sólo lastimarnos, sino arrasar con nuestras relaciones.
Abrazar la oscuridad dentro
de nosotros mismos hace que sea mucho más fácil abrazar también la del otro,
que surgirá como demandante de atención en éste proceso que involucra a una
multitud de almas.
Es una gran oportunidad para
descubrir la inmensidad de eso que llamamos AMOR, con mayúsculas.
La noche oscura nos conduce a la
auto-aceptación. Como Carl Jung, dijo, "Lo más aterrador es
aceptarse a sí mismo por completo." Pero a medida que avanzamos en la
noche, el dolor puede ser entendido y liberado, y nuestro
Ser sale a la superficie encausando el flujo en una forma en que a pesar de las piedras que aparecen infaltablemente, podamos, no inmovilizar de
nuevo la corriente por miedo, sino redescubrir ese poder oculto que nos permita pasar por encima de ellas, como sea, y hasta sentirnos felices de esa trascendencia.
Lo peor que nos ocurre es un sentimiento de estar
separados de todo y de todos, y aún de Dios, o el Universo. La noche oscura
representa una oportunidad para descubrir que hay una integridad, una Unicidad
que hace imposible, aunque lo sintamos, estar separados de Dios, que es un
estado interno y a la vez, la energía Una en la que tenemos el SER.
Por supuesto, el sufrimiento surge del ego, porque en esas
crisis, se hace consciente que tenemos
que dar el mando al Espíritu y el ego se
ve relegado a segundo plano, entrando en conflicto y acarreando más conflicto aún. Pero es tan grande el poder purificador que se pone en marcha,
que la antorcha de LO QUE ES iluminará hasta el ego, salvará su
resistencia y romperá los muros que nos separan de la Luz.
Este es el verdadero símbolo
del nacimiento de Jesucristo de la Virgen María. Este nacimiento se celebra a
medianoche del día más oscuro del año y la noche más larga. Al colocar una
línea sobre el eje del día en el que el Sol está a 0 grados Capricornio (solsticio
de invierno a medianoche), en el Este está Virgo como ascendente en el Zodíaco
astrológico. Esto quiere decir que exactamente a medianoche se levantaba en el
horizonte del Este la constelación de Virgo. Esta es la señal cósmica del
nacimiento de la luz a través de una Virgen. El símbolo astrológico para Virgo
es, si vemos en más detalle, una M con una colita detrás, relacionado con la
firma de María. Esto aclara la signatura cósmica y lo que significa el
nacimiento de la luz, del portador de la luz en el período más oscuro del año.
Aquí tenemos un símbolo muy
importante: resaltar la máxima oscuridad como el punto en el que nace la luz.
Se trata de una referencia a la antigua polaridad de la luz del Sol en la
oscuridad que figura en el prólogo del Evangelio de San Juan: y la luz en las
tinieblas brilla.
A esto siempre se refieren
los alquimistas como esencial: la verdadera quinta-esencia solo se halla en el
ámbito en el que los hombres no están dispuestos a mirar porque les parece
demasiado sucio y oscuro. Allí donde los hombres no van, a donde no se quieren
acercar ni quieren hallar, allí se encuentra lo esencial, lo que busca la
alquimia, el real portador de la luz. Este es un secreto antiquísimo; la luz no
la encontramos en la claridad sino en las tinieblas, en el punto más oscuro.
Esta es la razón por la cual siempre se relaciona esta temporada del año con
las ideas y representaciones mitológicas.
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