EL SISTEMA
POLÍTICO MEXICANO.
CORRUPCIÓN, IMPUNIDAD, FRIVOLIDAD,
SAQUEOS.
LADRONES, SINVERGÜENZAS, CÍNICOS Y
VENDE PATRIAS
(Continuación)
LOS ORÍGENES DEL MAL...LA COLONIA.
Joel
Hurtado Ramón
Diversos son los retos
que el Presidente de la república está
afrontando y los cuales muchas personas
le están exigiendo que resuelva de inmediato como por arte de magia. Estos
retos son problemas que desde nuestro nacimiento como nación hemos venido
acumulando día a día por negligencia o simulación; el principal de todos es la
corrupción, matriz del cual se derivan todos los demás.
En Exploramex un
proyecto original de Jorge Baz (Finado 2008) sobre historia de México con un
punto de vista muy particular y atractivo para el lector encontramos una breve
explicación introductoria
En todos los países del
mundo existe corrupción; México no es la excepción y tampoco se justifica.
Pero, para entender cómo se
arraigó este mal en nuestra sociedad, habría que encaminarnos hacia su origen,
el momento mismo de la caída de México-Tenochtitlan (1521).
Al enterarse el Rey de
España Carlos V, de la caída de la capital azteca, éste le prohibió a Hernán
Cortés la aplicación del sistema de encomiendas sobre la población indígena.
¿Qué era la encomienda?
Fue un sistema que aplicaron
los españoles a la población indígena en la Antillas (1495) donde cada español
tenía a su servicio a miles de indígenas que, debido a lo arduo del trabajo, la
mala alimentación y a las enfermedades europeas terminó por sucumbir y despobló
aquéllas islas.
Por ello, hubo necesidad de
traer esclavos negros de África para trabajarlas.
Cortés, a pesar de la orden
del Rey que indicaba que los indios eran vasallos libres de la Corona y como
tales no deberían de ser encomendados a particulares, hizo caso omiso de la
indicación e inició el reparto de los pueblos indios entre los miembros de su
ejército.
Para él, era claro que sin
un establecimiento no había conquista y si la tierra no era conquistada la
población no podría ser controlada y sin control no habría riqueza.
Así pues, terminada la
rendición de Tenochtitlan, inició en Coyoacán el nombramiento de 500 Españoles
que quedaron a cargo de otros tantos pueblos.
A varios de estos burdos e
ignorantes soldados les tocó la tarea de iniciar la flamante dominación española
en Norte América.
Cada encomendero dominaba a
plenitud su señorío, era como una especie de Rey local; así, podía atacar
cualquier subordinación incluso de los caciques que prevalecían desde la época
prehispánica a quienes nombró en algunos casos sus auxiliares para la
recolección de los tributos y a quienes dotó de armas y caballos para su mejor
desempeño.
Con estos sistemas,
empezaron a burlarse a través de dádivas el pago de los tributos (impuestos)
que debían entregarse tanto al encomendero como a la Corona.
Lo inmenso del territorio de
Nueva España y lo difícil de las comunicaciones hacían muy fácil el evadir
todos esos procedimientos oficiales.
Para recaudar impuestos, el
Virreinato creó las alcabalas (aduanas interiores) donde quien transportaba sus
mercancías debía de pagar una cuota para pasar; como es de imaginarse, un alto
porcentaje de dichos impuestos no eran recabados siendo los encargados de
dichas aduanas quienes conservaban los sobornos.
¿Suena familiar?
Pero la corrupción venía
igualmente desde arriba; por ejemplo, el primer Virrey Antonio de Mendoza, fue
acusado de recibir dádivas y presentes por parte de algunos encomenderos para
aumentar los beneficios de los que gozaban o para acrecentar sus extensiones
territoriales.
Al mismo Virrey se le acusó de embolsarse 2,000 ducados de oro
anualmente durante los 19 años de su gobierno, los cuales habían sido asignados
por el Rey Carlos V para los salarios de las personas que estaban a cargo de su
cuidado.
Evidentemente que si la
cabeza del Virreinato promovía la corrupción, sus subordinados seguían tan
lamentable ejemplo. Lo que hace la mano hace la tras.
Así, durante los 300 años de
dominación española en América, muchas figuras de corrupción enquistaron en la
sociedad Iberoamericana.
Incluso muchos puestos,
entre otros la figura del jefe político que aún hoy sobrevive como en el caso de Perú, o las de los
caciques, tienen su origen en la época colonial.
Si algún extranjero, europeo principalmente,
critica a nuestro país por el grado de corrupción en el que vivimos, habría que
recordarle que ese sistema alguna vez cruzó el Atlántico y llegó a nuestras
costas para ser asimilado durante cientos de años.
Tenemos que hacer un esfuerzo de similar
magnitud para erradicarlo de nuestra sociedad.
Este es el principal reto
que tenemos, no una persona, sino todos los mexicanos, y Latinoamérica en general, si queremos dar
el gran salto hacia el mundo global.
Dejemos de gimotear, llorar, culpar, de sacar pajas en
ojos ajenos y empecemos a buscar en los propios. En algún momento tenemos que
comenzar. Este es el nuestro. Al gobierno le corresponde aplicar la ley sin distingo de personas, ideologías, partidos, ni religión o fuero que les preserve.
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