ESENCIA,
PRESENCIA Y CONCIENCIA.
Joel
Hurtado Ramón
Los seres humanos somos parte de un cosmos u
orden universal del cual estamos aparentemente divorciados debido a que le
damos mayor importancia a nuestra inconciencia individual que a la conciencia
colectiva.
Ignoramos que como parte de
ese cosmos somos al mismo tiempo esencia y presencia, absoluto manifestado y absoluto
no manifestado de ahí que, más allá de cualquier interpretación religiosa,
estemos hechos a imagen y semejanza de Él.
Frente al idealismo de su
maestro Platón, Aristóteles es
realista: no existen dos mundos separados, uno sensible y otro inteligible,
sino un único mundo, formado por objetos individuales: las sustancias.
Cualquier sustancia es un compuesto hilemórfico; es decir, un combinado de
materia y forma. La forma es la idea platónica unida indivisiblemente a la materia
a la que configura. Las formas son universales, y la lógica se encarga de
estudiar sus relaciones.
La iniciación no es el
estudio de algunos asuntos llamados secretos; constituye el conjunto del saber
y aunque el iniciado no sea un ser al cual se puedan preguntar los detalles de
cualquier parte del conocimiento, debe analizar los diferentes planos del
pensamiento humano considerando los dominios diversos como base de aplicación
posible hacia la realización total.
El cosmos, de acuerdo a una de sus muchas
interpretaciones en su sentido más
genérico, supone un sistema ordenado o armonioso, porque justamente en el
idioma griego su palabra antecedente significa orden u ornamento, además,
resulta ser una referencia contraria al caos.
Actualmente, a la palabra cosmos se la suele
emplear como sinónimo de universo, en consecuencia con el orden que se
considera que este posee.
Finalmente cuando a la palabra se la emplea
con un sentido absoluto, refiere a todo aquello que existe, incluyendo en ello
a lo que se ha descubierto y a lo que no.
La cosmología es la disciplina que se ocupa
del estudio del cosmos; el mencionado estudio se realiza desde diferentes
puntos de vista, dependiendo del contexto en cuestión. Cualquiera sea la
cosmología que se emplee, la misma coincidirá con el resto en el intento de
entender el orden que está implícito en el conjunto que representa el ser.
Por ejemplo, en el caso de
la cosmología física, el concepto de cosmos está vinculado a una forma técnica
y se trata de un continuo espacio-tiempo dentro de un multiverso (los múltiples
universos posibles, incluyendo el propio), y por el lado de la filosofía, el
concepto de cosmos, junto con los de absoluto y universo, se emplea a la hora
de querer designar todo aquello que existe, es decir, son sinónimos entre sí y la
expresión de lo que existe.
En metafísica el hombre se
ubica como un microcosmos invidual ya que “como es arriba es abajo”
Existen quienes piensan que
la inexistencia de una visión que genere
una conceptualización integrada del mundo imposibilita, al mismo tiempo, tener
una visión integrada del ser humano. Buscar el desarrollo integral remite a la
problemática: hacia dónde se perfilará al ser humano. Desde esta perspectiva,
la existencia de múltiples significaciones sobre el concepto de desarrollo
integral complicaría las opciones de respuesta y por supuesto las tendencias
para realizar el proceso con miras a lograrlo. El desarrollo integral será
conceptuado desde quién y desde qué intencionalidad. ¿El desarrollo integral se
puede expresar sin los condicionamientos histórico-culturales? por otro lado,
no se puede buscar el desarrollo integral exclusivamente desde la escuela, se
requieren acciones que consideren el análisis e incidencia en las causas reales
que configuran las formas del ser.
José Vasconcelos, el
prestigiado filosofo oaxaqueño, afirma
en “La Raza Cósmica” que sólo un salto
del espíritu, nutrido de datos, podrá darnos una visión que nos levante por
encima de la microideología del especialista. Sondeamos entonces en el conjunto
de los sucesos para descubrir en ellos una dirección, un ritmo y un propósito.
y justamente allí donde nada descubre el analista, el sintetizador y el creador
se iluminan.
Por otra parte se afirma que
consciencia significa literalmente con conocimiento (cum scientia). Desde todos
los tiempos, culturas, filosofías y religiones, hablan del despertar de la
consciencia. Evidentemente a pesar de que todos la tenemos, permanece dormida o
en estado latente, esperando por nosotros. En algunos casos asoma casi sin
querer, en otros es buscada a través de caminos enigmáticos y alucinantes.
Para unos más presente que
para otros, lo cierto es que más allá de nuestra propia voluntad nos conecta
con todas las cosas animadas. Tomando en cuenta que no hay cosa que no sea
animada en el mundo físico, desde nuestros cuerpos hasta los electrones de una
piedra, podríamos decir que estamos conectados por esta energía universal e
infinita de consciencia vital.
Quizás primero tendremos que
descubrir nuestra propia consciencia y así estaremos aptos para ver más allá y
descubrir la consciencia de los otros y la del mundo que nos rodea. En ese
momento nos demos cuenta que todos somos más parecidos de lo que creemos.
Incluso que en el fondo somos iguales o mejor dicho los mismos.
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