EL
REINO DE TEZCATLIPOCA
Joel
Hurtado Ramón
Tezcatlipoca, "El
espejo que humea" -que llevaba puesto el espejo en lugar de un pie-- era
el dios supremo, el que estaba en todas partes, el que regalaba bienes y luego
los quitaba. También traía dificultades. Problemas, enfermedades. Era positivo
y negativo, caprichoso y voluble.
Dice Sahagún que Tezcatlipoca:... era tenido por verdadero
dios, e invisible, el cual andaba en todo lugar, en el cielo, en la tierra y en
el infierno; y tenían que cuando andaba en la tierra movía guerras, enemistades y discordias, de donde resultaban
muchas fatigas y desasosiegos.
Decían que él mismo incitaba
a unos contra otros para que tuviesen guerras y por esto le llamaban Necoe Yáotl, que quiere decir sembrador de
discordias de ambas partes; y decían él sólo ser el que entendía en el
regimiento del mundo, y que él solo daba las prosperidades y riquezas, y que él
solo las quitaba cuando se le antojaba; daba riquezas, prosperidades y fama, y
fortaleza y señoríos, y dignidades y honras, y las quitaba cuando se le
antojaba, por eso le temían y reverenciaban, porque tenían que en su mano
estaba el levantar y abatir, de la honra que se le hacía.
Pienso que, debido a esas
características, Tezcatlipoca nunca nos
ha abandonado, y si se había ido ahora ha regresado más cruel y furioso que nunca.
Este dios representa la
tierra y el cielo nocturno por lo tanto “… está conectado por eso con todos los
dioses estelares, con la luna y con aquellos que significan muerte, maldad o
destrucción.”
Considero que desde la
llegada de los españoles este dios ya los estaba esperando para teñir de sangre
el suelo mesoamericano con la sangre de sus súbditos y los mismos peninsulares.
Después reapareció en la
independencia agitando la conciencia de los esclavos y revelándolos contra sus antiguos amos.
Se hizo presente en la
reforma y propicio la invasión de los
franceses para seguir fertilizando con sangre el suelo que nos vio nacer.
Con la revolución sacrificó
a más de un millón de personas entre juanes y adelitas con el pretexto de acabar con una dictadura
que a final de cuentas nunca se fue. Los ricos siguieron siendo más ricos y los
pobres se multiplicaron aún más.
En el sexenio anterior se
hizo nuevamente presente con la justificación de una guerra que dejó más de
cien mil muertos y setenta mil desaparecidos siguiendo soterradamente hasta la
fecha.
Tal pareciera que a
Tezcatlipoca solo le interesara como al dios marte de los griegos propiciar la
guerra por la guerra sin
importar objetivos ni finalidades, solo el derramamiento de sangre por la
sangre misma.
Tezcatlipoca ha reaparecido
nuevamente con su violencia de siempre en Guerrero, un estado que tal pareciera
ofrendado al espejo humeante, desapareciendo o asesinando a los normalistas de
Ayotzinapa, en una oscura y tétrica noche donde el dios cojo soltó a todos sus
demonios representados por un inepto gobernador, un manipulador secretario de
salubridad, un satánico alcalde con su suplente cómplice y seleccionados ambos
por un impostor disfrazado de izquierdista, arropados todos por un partido
desmadejado y sin rumbo certero ni control.
Esa noche se abrió
simultáneamente la caja de pandora trayendo todos los males a la Republica.
Ahora los seres lastimados
exigen que le regresen a sus hijos, aun cuando todas las pesquisas parecieran
demostrar que lo peor pareciera haber sucedido, sacudiendo no solo el
sentimiento colectivo de una nación sino el sentimiento mismo de toda la
humanidad, reclamando venganza justiciera donde sea y como sea sin importar las
consecuencias ni los resultados.
Sobre esta actitud vengativa
se han encaramado anarquistas encapuchados, desmadrestos irresponsables, y
todos aquellos que ven en esta circunstancia la posibilidad de tiburonear en
aguas fétidas, oscuras y revueltas.
A final de cuentas el espejo
humeante solo está reflejando la impunidad y la corruptela que como jinete sin
cabeza campea en gran parte de la
sociedad y exige, como siempre que la sangre corra, no importa quien la hizo,
lo que importa es que alguien la pague y si son varios mucho mejor.
Que la cabezas rueden, que
las honras caigan, no importa cómo ni donde, Tezcatlipoca quiere más
sacrificios humanos como se los ofrecían en las guerras floridas.
Recordemos que de acuerdo a
las profecías mayas estamos en el final de un ciclo de cinco mil ciento
veinticinco años y al comienzo de otro igual en donde ambos se entreveran
confundiéndose la luz con la oscuridad, una pugna por entrar y permanecer
mientras que la otra pugna por no irse y continuar, y aquí también se entrelaza
el mito del Quetzalcóatl engañado y emborrachado por Tezcatlipoca.
Quetzalcóatl, el Tezcatlipoca blanco,
avergonzado se va pero con la intención de volver, de aquí la confusión de
Moctezuma quien recibe con oro e incienso a los españoles, sin darse cuenta que
solo estaba afianzando el poder del Tezcatlipoca negro, que aún sigue reinando tal como lo estamos viviendo a lo largo y
ancho del país.
Cuantos Ayotzinapas más
tendremos que vivir mientras que Quetzalcóatl se afianza en su ineludible devenir,
porque escrito está que los reyes
jaguares volverán mientras que los osos meleros y las zarigüeyas ladronas se
irán…definitivamente, para que esta nación sea la potencia moral y material que
más temprano que tarde…será.
No hay comentarios:
Publicar un comentario