¿QUO
VADIS?
JOEL
HURTADO RAMÓN
Estamos a unos cuantos días
de que se termine las tormentosas campañas electorales en toda la república
mexicana, tormentosas campañas electorales en la cual todos los bandos
contribuyen con su granito o granote de arena a enturbiar el panorama político,
electoral y social.
Tratando de entender este
fenómeno que se da como una manifestación de las relaciones humanas en busca
del poder me di a la tarea de investigar diversas opiniones al respecto.
En el libro La Guerra Sucia en
las Campañas Electorales de Andrés Valdez Zepeda se afirma que ganar o
conservar el poder político implica una buena dosis de astucia, creatividad e
inteligencia, no solo para obtener los votos que se requieren para construir
mayorías electorales estables, sino, sobre todo, para derrotar a los
adversarios. Las campañas negativas, cuyo objetivo central es vencer a los
opositores, se han convertido en prácticas privilegiadas de los partidos y
candidatos que disputan un cargo de elección popular, a pesar de las
restricciones normativas. Este tipo de campañas adquieren el adjetivo de
negativas porque se centran en hablar del adversario, generalmente en contra,
en lugar de hablar sobre las fortalezas o propuestas propias.
Por su parte Juan Manuel
Coronel en un análisis al respecto considera que las reformas electorales para
evitar las campañas negras serán puestas a prueba.
Continúa diciendo que los
políticos necesitan de una conciencia “blindada” cuando se trata de iniciar
campañas de desprestigio contra sus opositores. Esto implica husmear en sus
vidas privadas, inventar defectos, calumniar, evidenciar negocios de familias;
pero también deben estar preparados para que del otro lado les hagan lo mismo.
Es el nombre del juego: guerra sucia, campaña negra, y saber evadir las leyes
para realizarlas, parece ser una de las claves del manual político.
La elección presidencial de
2006 marca el momento en que se formalizan en el léxico nacional las palabras
“guerra sucia” y “campañas negras”. Sólo basta recordar la avalancha de spots
de radio y televisión que se enfocaron en atacar al candidato de la Coalición
por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador, durante cerca de cinco meses
de campaña. Guerra sucia y campaña negra que estuvo fundamentalmente manejada
por el PAN desde la presidencia de la república en manos de Vicente Fox.
Agrega el analista que los políticos buscaron remediar la
polarización que ellos mismos propiciaron con la batalla presidencial y reducir
los pleitos y acusaciones que se lanzaron con ferocidad en esa elección, para lo cual se realizó en 2007
una reforma electoral amplia, que imponía las normas y procedimientos de las
elecciones.
En el artículo 233 del
Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) se
estableció que en la propaganda política o electoral que realicen los partidos,
las coaliciones y los candidatos deberán abstenerse de expresiones que denigren
a las instituciones y a los propios partidos, o que calumnien a las personas.
Asimismo, da facultades al IFE, ahora INE, para retirar cualquier mensaje que
incumpla con este requerimiento, confirmándose aquello de que lo que no está
prohibido está permitido.
En el imperio del norte no
cantan mal las rancheras en este asunto, hace algunos días leí que Donald Trump, virtual candidato del Partido
Republicano, acusaba a su posible contraparte del Partido Demócrata, Hillary
Clinton, de que ella era la culpable de todas las infidelidades de su marido, y
eso que las campañas entre partidos aún no comienzan, imagínense todo el
estiércol que correrá una vez iniciadas. En todas partes se cuecen habas.
En el portal América Latina
en Movimiento (alai) profundizan más en el asunto añadiendo que en los procesos
electorales las Oportunidades (O) y las Amenazas (A) en correspondencia con
otras dos internas: las Fortalezas (F) y las Debilidades (D). Estos cuatro
elementos se combinan de a dos (siempre una interna con otra externa) para
definir la orientación de las estrategias como ofensivas o defensivas. En las
campañas electorales se habla de Fortalezas (F) cuando los partidos y frentes
políticos tienen programa sólido, candidatos idóneos, militancia activa y
masiva, estructura partidaria organizada, recursos suficientes. Lo contrario
señalará las Debilidades (D) aplicables a candidatos sin carisma, caudillismos,
militancia reducida, ofertas irrealizables, escasez de recursos. Mientras que
las Oportunidades (O) y las Amenazas (A) expresan, desde el contexto, funciones
facilitadoras u obstaculizadoras. Si el resultado de los diagnósticos entrega
un cruce entre F (Fortalezas) y O (Oportunidades), las campañas se mueven en
terreno propicio, igual que en el fútbol donde la combinación ideal para jugar
bonito, atacar y golear se da cuando el equipo es de primer nivel (F), y además
juega en su cancha y con una bulliciosa hinchada que lo apoya (O). Pero si la
combinación de elementos da un cruce entre F (Fortalezas) y A (Amenazas), es
decir que se tiene buen equipo pero se juega en cancha del rival con un árbitro
no a modo, hay que tomar cuidados y aprovechar las individualidades para el
contragolpe, al mismo tiempo que jugar al off side. En cambio si la combinación
es entre D (Debilidades) y O (Oportunidades), es decir que el equipo tiene a
favor el arbitraje, el público, el clima o la mala racha del contrario, se
podría pensar en un buen resultado con un gol de penal para defenderlo a
rajatabla. Pero si la combinación es D (Debilidad) y A (Amenaza) entonces la F
se vuelve J y no queda sino hacer del fair play poesía, jugar a matar, desarmar
al rival y armar la tole-tole con el juego conveniente.
Existe un refrán, dicho o
como quiera llamarle que todos hemos escuchado alguna vez: si quieres que te
saquen tus trapitos al sol métete a la política, y existe otro que reza: el que
se lleva se aguanta.
Si alguien tiene una cola
demasiado larga, que a través de los años le ha crecido permanentemente, es
mejor que se quede en casa para evitar que sea sometido a un bombardeo
mediático trepidatorio y ondulatorio pues ni Salvador Allende logró salvarse de
la debacle que el imperio del norte le armó a través de una enorme guerra sucia
que terminó en cacerolazos y en un cruento golpe de estado y eso que El chileno
era un gigante viviendo entre enanos y no había nada realmente de que acusarle,
pero era demasiado honesto y de una izquierda hoy añorada, el panismo carece de
todo esto y le sobra cola que le pisen, pregúntenle a Fox y a Calderón.
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